El lenguaje gira alrededor de la realidad cambiante como un detector de ideas y posturas. Por ejemplo, es probable que usted hubiera utilizado la palabra blanqueamiento en la farmacia, cuando pedía un dentífrico con peróxido de hidrógeno o de carbamida, y en cambio hoy acuse a Pablo Casado de blanquear el transfuguismo murciano. También habrá escuchado que se blanquea a los herederos de ETA, las elecciones de Venezuela, a la ultraderecha, al comunismo o a Maradona. Y que en su día, cuando solo se blanqueaba el dinero, muchos ciudadanos de Ponferrada cubrían de Ariel a su alcalde aun sabiendo que era un depredador sexual y un corrupto. Asimismo se acusa a algunos periodistas de blanquear a sus entrevistados cuando no van con la navaja abierta, o no preguntan lo que el lector querría.
¡Ah, la blancura! Qué desperdicio utilizar a modo de dardo esa cualidad que deslumbra, transmite calma, amplía el espacio y remite a la pureza. Blancorexia se denomina a la obsesión por lograr unos dientes más blancos y brillantes, y quienes la padecen tienen la falsa sensación de que asoma roña en su sonrisa. Sucede en paralelo en la sociedad, y se convierte en tendencia, al igual que resignificar o cancelar. Antes solo se cancelaban cenas o conciertos. Ahora se cancela a las personas, sabedoras de que es improbable que un sistema tenga el monopolio de la verdad. Pero ¿qué damos por bueno como verdad? El debate político y social responde al sistema de significado de cada elección: la verdad de unos es la mentira de los otros.
Algunas palabras sufren el estigma de la temporalidad: hace un par de años todo lo poníamos en valor, los paradigmas cambiaban y se multiplicaban, y la coyuntura nos agotaba. Hoy repetimos como papagayos palabras como burbuja, remoto e híbrido, pero también libertad y comunismo . Y ocurre de forma parecida a cómo cristalizan las tendencias de moda primavera-verano. Porque no creamos que proceden tan solo de la calle, del aire de los tiempos o de los talleres, sino que nos caen como artillería fina lanzada por auténticos especialistas de mercado que no siempre son los más creativos.
La Vanguardia, 22 de Marzo 2021
Imagen por ÉMILE SÉGUIN 🇨🇦 en Unsplash
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