Qué gran placer escuchar cómo el traductor de Karl Marx y Max Weber al español, en sus funciones de Presidente del Consejo de Estado, rendía honores a la ex Vicepresidenta de Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega,
en su toma de posesión en el Consejo. Rubio Llorente dijo tres cosas interesantes: 1) Señaló que utilizaba por primera vez la alocución «mujer de Estado». En castellano tan sólo había encontrado una oscura referencia histórica: la Princesa de Éboli. También rebuscó en otras lenguas: en alemán, por ejemplo, la expresión que se utiliza vendría a ser, traducida, algo así como «varona de Estado»; 2) Apuntó que donde existen más mujeres de Estado es en la República de San Marino y 3) «Hoy es un día histórico, es la primera vez que una mujer ingresa en el Consejo de Estado en condición de consejera permanente. Está aquí, no por su condición de mujer, pero tampoco a pesar de ella».
Dato curioso: a los consejeros de Estado les colocan en sus asientos casi monacales un platito con caramelos de eucaliptus y otras confiterías.
En la muy masculina pinacoteca de estas dependencias llegan a colgarse incluso retratos de un tal «caballero desconocido».
En el acto se dijo que la naturaleza del Consejo es que el Estado reflexione sobre sí mismo: qué terapia tan necesaria. Y, por último, De la Vega concluyó su discurso con su declaración de intenciones: «derribar muros y remover las estructuras discriminatorias por razón de género. Mis actos se corresponden con mis principios». Así sea.
Por cierto, ABC hoy nos previene de la felicidad con una sorprendente utilización del verbo amenazar en su titular de portada.
Me parece muy mala uva por parte de ABC…Y no lo entiendo porque ahora son VOCENTO. No les pega nada. Lo de los caramelos es divertido :) y anda que la foto, no te digo ná :)
Esta nota, brillante, como no suele ser de otro modo, para mi sabor de boca entronca, con el tema que me quedó picando en la testa el otro día sobre el gasto. Parecemos coincidir en que el uso del lenguaje define las intenciones, yo diría casi que también el procedimiento inmediato. Por deformación no me gusta nada de lo que huele a militante, ni a hostil y es por eso que prefiero utilizar los términos masculino y femenino en lugar de machismo y feminismo. Uno me acerca a una posición de observación calmada, sosegada y lo otro me somete al fragor del alerta, a la disputa estéril que consigue más culpabilizar o antagonizar que explicar. Es ahí que lamentamos, una vez que lo probamos , los hombres tanto como las mujeres, el hecho de que haya prevalecido en todo lo consumible, y en todo lo entendido como prioritario el gusto masculino, los reflejos fálicos más que los uterinos. Lo que no equivale necesariamente a decir hombre y mujer, ya que me refiero más bien a la explotación de los femenino también dentro del universo de un hombre, no al afeminamiento, sino a la relación con lo voluptuoso, lo oculto, y ese sosiego requerido para la tarea de la gestación. Casi todo lo que hay construido y el deseo colectivo, parece ser producto de patrones gobernados e impuestos por el lado masculino, en mayor medida el hombre, pero con la complicidad de la masculinidad femenina. En fin, pienso que para partir de igualdad de condiciones, cabría subvertir todo el orden establecido, o esperar que los años lo erosionen y pongan en su lugar, ya que si observamos las casas de hasta hace no mucho tiempo veremos que nunca al lado del ambiente destinado a escritorio, o estudio se encontraba el cuarto de planchar, o de lavar, o de cambiar pañales. El orden de las ciudades, los tamaños y calidades de las cosas según su utilidad, lo quese considera una meta y lo que un hobby, es casi enteramente dictado desde la masculinidad. Con la exquisita excepción, que siempre han hecho esas tiendas ubicadas dentro de esas galerías divinas, de las que se ve salpicada Paris, donde en apariencia no hay relación entre los objetos que se venden, excluyendo el carácter femenino de casi todos ellos.
Y aún cuando en una pareja, parezca consensuada una decisión, creo que el resultado es una opción del mismo universo que el revólver . Porque: ¿qué libertad de elección, ni de expresión, puede esgrimir alguien que haya carecido de libertad en la educación?
Ni vía spiga, ni oxford street, ni el barrio trocadero, ni la calle serrano. Siempre nos quedarán esas encantadoras librerías y cambalaches anticuarios parisinos. Y por otro lado poner manos a la obra y amenizar el panorama, que una vez que se prueba, apetece más.