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Jeff Abrams, el impulsor del nuevo estilo californiano de moda que triunfa en Europa

El diseñador  ha conseguido en poco más de diez años que su marca sea considerada en todo el mundo un ejemplo de estilo informal, pero elegante y que sus productos se clasifiquen como un  “lujo accesible”

Jeff Abrams ha sabido, en un muy pocos años, que la ropa que vende en Rails destaque por su buen gusto y comodidad (Rails)

Hace doce años Jeff Abrams invirtió 5.000 dólares en lanzar Rails, una marca de moda que pretendía fusionar la tradición europea de los tejidos nobles y el buen corte con el estilo de vida californiano. Combinar rigor y relajación, elegancia con naturalidad, fue el punto de partida. Durante sus años universitarios, viajó a Italia, se enamoró del viejo continente y lo atravesó de Norte a Sur, adicto al Interrail –de ahí viene el nombre de la firma, asociado al traqueteo del tren, también a la contemplación del paisaje–. Abrams tuvo la audacia de proyectar un guardarropa en el que el buen gusto y la comodidad no chocaran con la insignificancia, escapándose del guión del uniforme homologado para el tiempo libre.javascript:false 

Hoy factura medio millón de dólares, y la marca ha sido glorificada con el adjetivo “cool” por la prensa especializada y el famoseo. “Me di cuenta de todo lo que se podía mezclar con el estilo de vida californiano. Fui desarrollando una gran pasión por el arte, la fotografía, la pintura y escultura, y quería encontrar una manera de mezclar la estética con los negocios. Y entonces me dije que la moda era el lugar perfecto para combinar todas esas cosas”, afirma.

Chaqueta plaid informal en tonos tostados y azules de la colección de otoño-invierno

Se trata de prendas libres, fáciles y bohemias que aúnan la paleta de colores de Portofino y la luz del Pacífico, y que expresan desenvoltura, pies descalzos y paisajes surferos. Celebrities e influencers como Angela Bassett, Beyoncé, Cindy Crawford o Gigi Hadid son fieles al tacto suave y la falta de pretenciosidad de la ropa concebida por aquel viajero impenitente que empezó vendiendo un único modelo de sombrero.

Jeff viste sudadera con capucha y blazer, y nos saluda por videoconferencia desde su recién inaugurada tienda del Soho neoyorquino. Lleva dentro el nervio de la apertura, agitado y satisfecho, y durante la entrevista se levanta a menudo para mostrarnos detalles del espacio diseñado por el Studio Corbeau, o para comentar las prendas. Habla un poco de español, con desparpajo y acento sureño: “En Los Angeles tienes que hablar de todo, además, en la empresa hay mucha gente que viene de México o El Salvador”.

Un aspecto de la luminosa tienda Rails, que Jeff Abrams tiene en Nueva York

¿Por qué empezó con un sombrero?

No tenía experiencia en moda. Los primeros años fueron de prueba-error, prueba-error. Ya sabes, intentaba hacer algo, avanzaba lentamente… Lo más importante fue conseguir el tejido ideal para una simple camisa de cuadros cuya tela posee un tacto entre la seda y el cashemere. Y pasamos muy rápidamente de vender en pequeñas tiendas a sitios como Intermix y Shopbop, o Neiman Marcus. Y luego, en el Reino Unido, en Harvey Nichols… La colección comenzó a evolucionar y todos nos llamaban.

Las camisas es uno de los principales atractivos de las piezas de Rails

Desarrolló un tejido único con una mezcla de rayón aplicado a camisas de algodón, ¿cómo tuvo esa idea?

A la gente le gustaron mis primeras camisas de algodón, pero el tejido era demasiado duro, y áspero. Entonces pensé que tenía que buscar algo especial, diferente. Contacté con un buen proveedor y le dije: “quiero hacer una camisa que se sienta como el cashemere”; me respondió que era imposible. Visité a otro, y a otro… y lo mismo. Pero finalmente encontré a un fabricante receptivo que quiso probar mi idea. Y lo conseguimos. Nadie más tenía esa tela, así que se convirtió en algo único que te aporta una sensación emocional: no sólo porque te ves muy bien, sino también porque te sientes muy bien. Y ahora, 10 años después, en cada producto que hacemos, ya sean jerséis o chaquetas, la sensación del tacto es lo principal, y prevalece.

¿Qué le ofreció estudiar Ciencias Políticas?

Como muchos jóvenes, estaba tratando de averiguar qué me atraía… ¿El arte? ¿Los negocios? ¿La política? Pensé, “tal vez podría ser abogado”. Y así me decanté por ese camino, pero luego me di cuenta de que el arte siempre estaba rondando mi cabeza, así que decidí dedicarme a la moda.

El tejido del abrigo que ha hecho famosa a la marca también se ha incorporado a las demás prendas de la colección

¿La política del cuerpo es un aprendizaje?

Creo que hay una psicología de la moda que va mucho más allá del producto. Tienes que pensar, por ejemplo, en lo que el cliente va a transmitir con tu ropa: ¿qué emociones le comunicas? ¿Qué conexión estableces con él? Pensamos en el cliente como parte de nuestra familia, algo que también ocurre en la empresa: tras más de 12 años, el primer empleado sigue trabajando en Rails, y el segundo también. Todo el mundo es parte de esta familia. Es una forma diferente de entender los negocios, que no trata tanto de finanzas como de emociones.

Sus colecciones son atemporales, y no presentan ropa sexualizada…

Nuestra propuesta se centra en los clásicos: camisas de botones, camisetas… piezas fáciles y atemporales, sí. No perseguimos la tendencia porque no queremos convertirnos en fast fashion y cambiar cada año nuestra identidad. Apostamos por estilos clásicos que uno pueda mantener en su armario durante años. Así es como se construye una marca a largo plazo, en lugar de intentar perseguir lo nuevo. Pocas prendas, sostenibilidad y materias primas nobles. La simplicidad, la versatilidad de las telas, y la calidad son nuestros fuertes.

El diseñador se siente cómodo con la definición de que sus prendas son un “lujo accesible”

¿Se siente cómodo con la expresión “lujo accesible”?

Sí. Así podríamos definir lo que hacemos. Estamos puerta con puerta con Isabel Marant, Golden Goose o Prada con nuestras prendas de 160 euros. Somos vecinos de esas marcas de alta gama aunque nuestro precio sea más competitivo, de forma que sentimos que estamos ofreciendo un gran producto que uno puede conservar durante años y que no cuesta 1.000 euros.

Usted ha hecho del viaje una actitud, ¿ya no se siente un nómada?

Creo que uno nunca puedes asentarse por completo. Con el Covid-19 la situación ha cambiado, pero parte de la diversión de este sector es vivir en constante evolución, y esta pasa irremediablemente por el viaje. Vendemos en 40 países y contamos con 10 agencias de Relaciones Públicas distintas, así que mantenemos un diálogo abierto con los mercados locales y nos inspiramos en lo que está pasando allí. Incluso cuando estamos en casa nos sentimos de viaje…

Camisa elaborada con un tejido distintivo de la marca, que la ha hecho célebre y que en este caso tiene toques atornasolados

¿Está interesado en el mercado español?

Me encanta Europa, y por supuesto España. Nuestra marca trae el eco de los raíles sobre los que los trenes atraviesan el continente. Tenemos un socio que ha hecho un gran trabajo ayudándonos a construir los cimientos en España. Estamos contactando con los clientes, incluso en nuestra tienda de Nueva York. En parte, la razón por la que no seguimos las tendencias se debe a que nuestra marca funciona en todas partes –ya sea en los EE.UU. o en España, o en Japón, o en Australia– porque a la gente le encantan los estilos clásicos que se sientan increíbles y rejuvenecen.

La pandemia ha chocado directamente con el sentido de la moda. ¿Cree que hoy más que nunca nos vestimos para nosotros mismos?

Hemos presenciado un gran movimiento hacia una vestimenta más casual. Con la irrupción de la pandemia, la gente optó por una mayor comodidad: ropa de casa, sudaderas… Pero la gente empieza a volver a salir lentamente, y, así, donde antes solo compraban loungewear, ahora adquieren vestidos, vestidos “fáciles”, de transición. No son súper elegantes, no… no estamos vendiendo seda, pero estamos sí vestidos como estos…(y nos enseña un vestido básico y bien cortado de algodón).

Abrams destaca que sus colecciones tienen un espíritu abierto, en el sentido de que gustan en todo el mundo

¿Por qué gusta tanto su ropa a las influencers?

Por alguna razón, Beyoncé y Jazelle, Leonardo DiCaprio y Mathew McConaughey, empezaron a llevar prendas nuestras porque les gustaba nuestro producto. Nadie les pagó por ello. Así que dijimos, “vale, no vamos a hacer el tradicional pago a celebrities e influencers para que lleven nuestra ropa; no sería sincero”. Desde nuestras primeras camisetas han seguido la evolución de la marca, y se identifican con ella. Me encanta ver a Beyoncé vistiendo Rails, o a Kate Moss… a mucha gente muy famosa; decimos, “¡wow, es increíble!”. Pero a mí me emociona más, caminando por la calle aquí en Nueva York, o en Madrid o Barcelona, a alguien anónimo que usa Rails. Para mí eso es más especial que todos los famosos juntos, porque eso significa que estamos conectando con gente de diversas culturas.

El estilo de vestimenta de los gurús de Palo Alto ha influido a escala global.

La comodidad es lo más importante hoy por hoy en la moda. Ya se estaba imponiendo antes de la pandemia. Los códigos se han relajado. Para vestir bien, también para ir a trabajar, no necesitas necesariamente un traje o una blusa de seda elegante. Había un movimiento fuerte en ese sentido y la Covid lo ha reafirmado.

¿Cómo describiría el estilo californiano?

Se trata de una cultura muy de playa. Los Angeles me recuerda a Barcelona porque tienes mar, ciudad y montañas, y eso requiere un armario que te permita adaptarte a todo, ya sea al aire libre o una reunión de trabajo, una ropa que sea flexible. La clave es la versatilidad.

¿Qué banda sonora le pondría a su marca?

Una banda sonora global que incluya la música de todos y cada uno de los lugares que hemos integrado ya en nuestra comunidad. Acabamos de crear nuestra propia lista de reproducción para la tienda, que incluye un montón de hits pop norteamericanos, pero también canciones francesas, y españolas, de todas partes, porque de lo que se trata es de comunicar nuestra experiencia global.

Chaqueta y vaqueros

El traje en desuso

¿Se ha roto definitivamente el código de etiqueta? ¿Usted lleva traje alguna vez?
​Hoy llevo chaqueta, pero también vaqueros y zapatillas deportivas. Viniendo de California, la verdad es que no uso demasiado el traje… Si voy de viaje, tal vez me vista un poco más elegante, pero también forma parte de mi estilo. No voy de jefe que solo da instrucciones, sino que hago mi trabajo y ayudo a mis compañeros, así que quiero estar cómodo y ser capaz de responder en cualquier situación…

Magazine La Vanguardia, 11 de Octubre 2020

Publicado en Artículos La Vanguardia

Un comentario

  1. Hace doce anos Jeff Abrams invirtio 5.000 dolares en lanzar Rails, una marca de moda que pretendia fusionar la tradicion europea de los tejidos nobles y el buen corte con el estilo de vida californiano. Combinar rigor y relajacion, elegancia con naturalidad, fue el punto de partida. Durante sus anos universitarios, viajo a Italia, se enamoro del viejo continente y lo atraveso de Norte a Sur, adicto al Interrail – de ahi viene el nombre de la firma, asociado al traqueteo del tren, tambien a la contemplacion del paisaje–. Abrams tuvo la audacia de proyectar un guardarropa en el que el buen gusto y la comodidad no chocaran con la insignificancia, escapandose del guion del uniforme homologado para el tiempo libre.

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