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Mito y estilo

Hace tiempo asistí a una interesante charla de la publicista Natacha Dzikowski que trataba de como las marcas deben luchar para conseguir su propia identidad en un mundo global. Su metáfora no podía ser más evocadora: la construcción de un perfume con su nota de fondo, su cuerpo y su nota de salida. Es decir, una marca concebida como esa pirámide que los «nez» más exigentes van edificando a partir de la asociación de esencias que acaban componiendo un aroma, y sólo la suma de todas ellas consigue que lo dulce, amaderado, floral u oriental llegue hasta el cerebro y produzca un estímulo. Está claro que muchas marcas buscan atracción y evocación, pero sobre todo identidad. ¿Quién no siente que le falta algo cuando se ha terminado su perfume?

En este número de Marie Claire hemos tenido, en ocasiones, la sensación de estar ensayando con esencias que vienen de lejos o que recién asoman con sus notas frescas en esta sociedad cambiante. El ADN de Marie Claire parte de una mujer que quiere estar informada de lo que acontece en el mundo, que busca más allá de las tendencias o los peinados de la temporada en una revista femenina y que toma un papel activo en el mundo que vivimos. Pero la flexibilidad, la unión de lo público y privado, de cocina y cultura o psicología e imagen, ha ido formateando diferentes mensajes. Para empezar, la pasarela es la calle. El triunfo del street style ha marcado un antes y un después en la comunicación de moda. Las tendencias, sobre el asfalto, lucen con todo el brillo de su función real. Que no pragmática. En la moda siempre hay deseo e intención, mucho más allá de lo utilitario. Es difícil tener estilo a edades tempranas, pero la mujer que lee Marie Claire ha encontrado ese algo especial que caracteriza no sólo su look, sino su forma de estar en el mundo.

Gracias a la multiplicación de esos deseos apostamos por la nueva era de los sentidos. La que estetiza el goce emocional y concibe el lujo como una experiencia. Nuestra invitación al placer, no con compartimentos estancos, sino a través de sucesivos links que mueven las ideas. La gastronomía, el cine, la literatura o los viajes acaban siendo una prolongación de nuestro yo más aspiracional y hedonista. Y por ello deben estar conectados y retroalimentarse los unos a los otros. Dicen que únicamente las marcas fuertes pueden permitirse acoger otros talentos sin miedo a perder sus raíces. Eso creemos en Marie Claire cuando convocamos a los nuevos aliados que nos acompañarán en esta andadura y reivindicamos el reporterismo: una ventana abierta al mundo que nos acerca historias a veces no tan lejanas pero sí desconocidas. Según Dzikowski, la nota de fondo de una marca debe referirse al mito; la nota media, al cuerpo, y la nota de salida, al estilo. Pero aquí no entendemos esta ciencia sin emoción.

(Marie Claire)

Publicado en Mi Smythson

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