Bien lo sabía Miquel Iceta cuando protagonizó el momento más “Priscilla, reina del desierto” de la campaña catalana haciendo temblar el entarimado con el “Don´t Stop Me Now” de Queen. Me confesó que le entró el subidón. Que se dejó ir, con la rumba suficiente en el cuerpo para no poder dejar de moverse, sorprendiendo a un Pedro Sánchez cuya transgresión frente a las cámaras incluye algún gin tonic y poco más. “El listón está tan bajo que te sacan bailando en un mitin y haces el momento estelar de la campaña” comentaban en las redes.
Nadie discute que el matrimonio gay, gracias al gobierno de Zapatero, es una realidad consumada, y un modelo de éxito que está siendo copiado en todo el mundo, barriendo un espantoso ridículo que ha confundido el amor con los pantalones y la dignidad humana con la identidad sexual. Hace unos días me encontré con Jesús, el viudo de Pedro Zerolo, y lo recordamos de la manera que se hace con aquellos que pasaron cerca nuestro como un ángel. Al despedirnos me dio su teléfono: “Jesús de Zerolo”, me dijo. Así se escribe la historia en minúsculas.
Y luego están las escenificaciones. Que a veces resultan imprescindibles para exorcizar fantasmas recalcitrantes. Como el alegato de la historia del movimiento gay que por fin ha hecho suyo el PP, y su presidente, Mariano Rajoy, en la boda de Javier Maroto. Una nueva etapa. Un callar bocas. Un puñado de votos. Muchos hemos sido los ciudadanos que no hemos dejado de lamentar cuántas fatigas nos hubiéramos ahorrado si Javier Maroto y su ya marido se hubieran casado antes. Si hubieran anticipado unos años su fiesta eurovisiva, enfebrecida con el “Building Bridges” de Conchita Wurst, los clásicos de Abba, e incluso el “La, la, la” de la Masielona; la demostración de una realidad por fin aceptada por la derecha mainstream.
Que en los medios sigan apareciendo listados de políticos gays, indica que aún hablamos de excepción. Pero su visibilidad, la tan manida salida del armario, ha conseguido su efecto benefactor. El último es Eric Fanning, homosexual declarado que ha sido nombrado por Obama como jefe del Ejército de Tierra de los EEUU; ahí es nada. La política no debería de dimitir de estos compromisos pendientes con la sociedad. Aunque en el caso de las lesbianas los armarios siguen llenos. “Cada cual debe manifestarse como es. Y si está normalizado que, directa o indirectamente, las mujeres y hombres que se dedican a la política se manifiestan como heterosexuales, igual derecho tenemos los homosexuales, transexuales y bisexuales”, sostenía Zerolo.
La ovación cerrada al matrimonio, y a la realidad homosexual, en la España de hoy se debe al activismo de hombres y mujeres resistentes a los prejuicios y a favor de la igualdad en todas sus variantes. Como Pedro Zerolo, pionero en la lucha, que sonreiría con su bondad universal al ver a Rajoy bailando la conga con el “YMCA”.
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pues entedi que muchos aveces sufren de discriminación por otras personas que aveces ofensas así mismo como las mujeres que se les llama lesbiana o hay personas que les gustan los dos sexos que son llamados bisexuales que hay personas que si tienen el valor de salir del closet cuando no les importa el que dirán y empiezan admitiendo que son gays o lesbianas o bisexuales que hay en unos países que ya no es malo ser haci que todos son iguales son seres humanos como todos y todas no los hacen mas i mucho menos
Pues Es muy interesante porque nos dan a entender que son Humanos igual que todos pero con distintas emociones, y también entendí que sufren mucha discriminación por otras personas aveses son ofensas Con Hombres Gay, Mujeres Lesbianas O Bisexuales.
El tema siempre ha sido muy interesante y nunca se a dejado de oír de las parejas Gay, Lesbianas, Bisexuales, etc.
Pero yo digo que no ahí que criticar ni juzgar si no conocemos a las personas por que el hacer bullying causa muchos problemas como para mujeres y para hombres, podemos causar muertes, problemas familiares muchas cosas que creo yo que a nadie le gustaría que le pasara.
Como siempre, bello y polícromo su estilo, Joana. Y el contenido no es menos. Esta vez para poner un toque de guitarra en la boda gay, que bien la merece, y así opacar el sambenito (con “m”, por favor) que la acompaña,
Gracias