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Abajo las leyendas negras

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Es el brote primaveral, pensé, animada por la agitación de los pájaros y la luz que doraba la mañana del pasado domingo, cuando me entró un mensaje de Twitter: “Mariano Rajoy is following you”. Aunque sepas que son otros quienes gestionan sus redes, leer que el presidente del Gobierno “te sigue” confiere una sensación parecida a la de llevar colgando la etiqueta de la manga. Eso ocurría unas horas después de que, en Dublín, el rockero Bono rompiera el maleficio, la triste copla de que a la derecha española solo la apoya Bertín Osborne.

Con sus Ray-Ban rosas, el afeitado de maduro rejuvenecido y americana sobre camiseta negra, tan old style, Bono declaró su amor por Mariano Rajoy. ¡Cuán absurda es la vida! Del Sunday bloody sunday ondeando una bandera blanca en las canteras abandonadas de Red Rock allá por 1983, a un I will follow… Rajoy. Es el paso de los años. El poso es más cruel. Un alud de informaciones acechan a la estrella solidaria por un supuesto Instituto Nóos del activismo. Aunque Rajoy no parezca vanidoso y su calma gallega se vea engrandecida por ese dulce momento presente, con la prensa debilitada impidiendo que ningún marrón le manche, Bono forma parte del 1% de personas más ricas del mundo. Que te eche flores debe ser algo parecido a vestirse de noche. Poco le faltó al cantante para recomendar a las niñeras españolas. Otro made in Spain al alza, trending topic entre las ricas de Mayfair al filtrarse que una española de treinta años es la nanny del principito heredero de Inglaterra.

Hubo una pionera, se llamaba Rosaura Lorenzo. Emigró en los 50 desde Quireza (Pontevedra) a Nueva York. Vivía en Brooklyn, su marido trabajaba en la construcción y ella servía. A finales de los 70, entró a servir en casa de Lennon, para cuidar del pequeño Sean. Yoko la eligió gracias al consejo de su médium. En sus memorias Rosaura desmiente la leyenda negra de una Yoko que sedaba a John, tan esotérica y diabólica como sus performances que a sus 80 años ha representado esta semana en el Guggenheim de Bilbao, donde se le rinde tributo. José Manuel Lorenzo está preparando la película sobre Rosaura, escrita por Ray Loriga.

Gran historia la que aún queda por contar acerca de la vida de aquellas niñeras. Hace un tiempo, Ana Mato declaró que su momento preferido del día era “por la mañana, cuando veo cómo visten a mis niños”. La pijería era esto. Que la divinidad la contenga y no se le ocurra alentar a las paradas españolas para que prueben suerte de nannies first class, como hizo con los jóvenes científicos. Este asunto, al igual que lo de Bono con Rajoy, queda en manos del libre albedrío o de la desesperación.

(La Vanguardia)

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