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Con Karl

«No sonrías», me dice al oído después de ver en el ordenador los primeros disparos de este retrato. Le hago caso. No se puede sonreír al lado de Karl Lagerfeld, aunque paladees un instante de felicidad. Pero sí aplaudir de gozo. Manotear como hace él cuando se divierte contando una historia. A su alrededor solo se permite la felicidad. Gente vivaz, curiosa, y sobria, sin la marca del tedio. Nada que ver con el cuento del ogro; sí, en cambio, de personaje casi sobrenatural. Un mito andante, irrepetible. Durante los cuatro encuentros que mantenemos habla cuatro lenguas, recita versos de Catherine Pozzi —«qué raro, muy poca gente la conoce, es brillante», me dice el periodista y poeta Antonio Lucas cuando le hablo de mi hallazgo—, lee ocho periódicos al día, rastrea la última novedad musical que graba en sus iPods y regala cortésmente. Y como un enjambre de abejas, continuamente entran y salen asistentes mostrándole el work in progress de algún proyecto.

KL dice que quiere pasar por las vidas ajenas como una aparición y no entrar en ellas como algo real. Así ha sido en esta historia desde aquel mediodía en el Café Le Basile, en el que su directora de comunicación, Caroline Lebar, fue escribiendo sobre la pantalla de su iPad el proyecto de celebrar nuestro número 25 aniversario con Karl Lagerfeld como editor invitado. «Os invita a comer a casa», me comunicó al cabo de un mes escaso. Fue el inicio de una inmersión en el diseñador más influyente en los últimos 25 años, que recibirá en noviembre el Prix Marie Claire 2012. De una escuela donde los únicos límites ha sido la mediocridad mientras íbamos cruzando pdfs con páginas entre la redacción de Madrid y su estudio en París. «Quería hacer algo en España, ahora que las cosas no están muy bien allí. Algo optimista, mostrar mi apoyo».

Sería pretencioso decir que el papel de Lagerfeld en la moda ha sido el de modernizar el concepto de prêt-à-porter. Pero ha sido así y lo ha excedido. Su autoridad en la moda y en las artes, su vasta cultura y sus múltiples facetas lo coronan como un gurú de la imagen. Podríamos decir que Lagerfeld siempre ha estado ahí, pero cada temporada con más vigor. Recorrer los veinticinco años de la historia de Marie Claire ha sido un sueño de cualquier editora de revista de moda, además de aprender a no sonreír en la foto. Pero sobre todo este es el tributo que queríamos ofrecer a quienes nos habéis dado el alma desde el otro lado. A las lectoras.

A ti, que haces crujir este papel, que abrazas la vida en minúsculas y escarbas por la empinada cuesta del deseo, que aceptas tus contradicciones y sientes que solo dudando puedes acceder a la verdad; a ti, que deseas conocer las realidades invisibles, que no quieres el típico menú de revista para mujeres; a ti, que a veces sientes que te falta algo, amor, chocolate, piernas… A ti, porque desde hace veinticinco años te prometimos amor y buenos sumarios. Gracias.

(Marie Claire)

Publicado en Mi Smythson

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