Bill Gates pronosticó en el 2007 el fin de la televisión. Dijo que ocurriría al son del auge imparable de YouTube, pero han pasado ya cuatro años y, pese a la crisis publicitaria y a los agoreros, la televisión sigue siendo la abeja reina de los medios, colándose incluso entre los trending topics de las redes sociales. Baudrillard la consideraba «el paradigma de la transmisión en la cultura de masas». Pero ¿es la televisión un medio para la pedagogía y la cultura? ¿O sólo en el ámbito público, como La 2 y Canal 33, que aúnan calidad y buen gusto? «No entiendo por qué informaciones relacionadas con series como The wire o Mad men no aparecen en las páginas de cultura», decía Álex Martínez Roig, director de contenidos de Canal+, en la mesa sobre televisión del III Foro de Industrias Culturales de la Fundación Santillana. A la vez, el presidente de Fapae mostraba su descontento con el mapa actual de las cadenas y la creatividad: «Tengo un amigo que dice que la televisión es una gran fuente de cultura porque cada vez que la encendían en casa, se iba a la habitación de al lado a leer un libro». Cierto es que los canales no son escuelas, sino empresas con cuentas de resultados, pero, como reflexiona Basilio Baltasar, director de la fundación, «la audiencia masiva, cautivada por la banalidad (y a veces por la perversidad), obliga a notables profesionales de la televisión a recelar de la cultura; este es otro de nuestros logros contemporáneos». El equilibrio entre la difusión cultural y el entretenimiento es inestable, y se hace añicos con una de las particularidades de nuestra televisión: la telebasura, terreno en el que, como afirmaba The Guardian, los españoles somos líderes mundiales. El representante de Mediaset, Javier López Cuenllas, afirmó que denunciar la telebasura «está socialmente bien visto», y se preguntaba por qué no se habla de ella cuando hay una televisión que manipula continuamente en sus informativos. No ha sido el caso de TVE durante el Gobierno de Zapatero pensé, en el que los equipos de informativos han trabajado con independencia y pluralidad y han ganado premios internacionales por su excelencia. Ojalá un cambio de gobierno no signifique que la telebasura se cuele también en los telediarios.
Cultura, crisis y telebasura
En pleno fragor de la crisis económica, cae el consumo de alimentos como no lo hacía desde hacía más de cincuenta años e incluso bebemos menos cerveza. Pero en cambio en estos tiempos de vacas flacas existe una actividad que ha crecido: el año pasado fue el de mayor consumo televisivo de las dos últimas décadas. Comodín y refugio ante la adversidad, un chute de estímulos catódicos que distrae hasta el punto de que la realidad parece mucho más ajena que la vida de aquellos que van desfilando por la pantalla, y la multiplicación de pantallas, canales ofertas y formatos, han logrado que hoy sea fácil tener una televisión a la carta en la palma de la mano.
Publicado en Artículos
Apagar la TV, sería el fin de la historia, también anunciado por Fuki? Ray Bradbury, el gran ficcionador, nunca encendiò una TV en su casa…La banalidad acaricia esa neurona que circula como un hamster en su rueda…