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Emigrantes y pan alemán

Si tienen razón quienes afirman que existe una estrecha relación entre el pan y el carácter nacional, deberíamos empezar a revisar el amplio catálogo de las panaderías alemanas y sus barras tupidas, con poca grasa y azúcar, adornadas con semillas de girasol. El roggenbrot o el vollkornbrot que aquí sólo tomamos si estamos a dieta, panes de centeno oscuros y fibrosos, carentes de la redondez de los vienas, de la rugosidad del candeal o la plenitud del llonguet catalán. Con ello no quiero decir que la ausencia de sensualidad harinosa se relacione con un exacerbado calvinismo y que sin migas esponjosas la vida sea más adusta. Pero se paladea de forma diferente. El pan negro y crujiente siempre ha sido metáfora de la madurez. Lo duro y sacrificado frente a la blandura flotante del sur de Europa. Pienso en ello un par de días antes de las pruebas que realizará la Oficina de Empleo alemana a los ingenieros españoles que quieran ir a trabajar allí. Y en el perfil de ese nuevo emigrante, que ya no sale de casa con un hatillo como símbolo de la huida hacia delante y que a pesar de su solidez profesional experimenta una terrible fragilidad. Hoy, el joven que parte no se va para quedarse, ni para entronizarse en un nuevo lugar. Es un trabajador errante que, lejos de querer simbiotizar con el país de acogida y escalar, mantiene sus signos culturales y su panecillo blanco.

Los jóvenes sobradamente preparados ponen rumbo hacia la Europa del cronómetro, donde aún existe el trabajo estable. Con la fuga de talentos, se refuerza más que nunca la sensación de tener que apretar el botón de pause. Aunque la idea de progreso implique confianza en el presente, la incertidumbre ha relanzado un término difícil de conjugar en tiempos verbales: la procrastinación. Lo cuenta bien Zygmunt Bauman en sus modernidades líquidas: procrastinar significa situar algo entre las cosas que pertenecen al mañana, también postergar la gratificación. La vida vivida como un peregrinaje, una manera de retrasar la presencia de una cosa posponiendo su aparición a fin de estar mejor preparados para comprender lo fundamental. Pero postergar la gratificación hoy ya no es sinónimo de virtud moral, sino el reconocimiento del lamentable estado de las cosas, según Bauman, «un obstáculo, una carga pesada que es un índice de la imperfección de los acuerdos sociales».

Es muy probable que a los nuevos emigrantes —a diferencia de sus predecesores, que emigraron durante la dictadura— sus hijos no los odien porque no hayan aprendido alemán ni sepan hornear un Apfelstrudel. Es más, su trayecto es de ida y vuelta, sin veranos en los que asombrar a los vecinos con objetos exóticos. Porque son piezas móviles de un engranaje, pastores trashumantes, exiliados económicos, temporeros con másters y cum laudes…, procrastinadores condenados a comer mucho pan negro.

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

2 comentarios

  1. El regreso del fauno El regreso del fauno

    ..tu artículo huele a pan tierno, a horno de leña, a mañana sin abrir, a mantel blanco y mermelada de mora. Pan, pamtumacat y pamboli…..y la teva cara de ninona…per sommiar….BON PROFIT !!

  2. Nomar Elos Nomar Elos

    Ingeniosa metafora el brot aleman sin duda, pero insuficiente retrato de una sociedad que se desangra de su mas valioso talento…..lo mejor de esta generacion atisba lejos de España su futuro. Fuera depositaran su talento y formacion. Fuera produciran progreso, riqueza y empleo. Mientras aqui nos quedamos, unos cada vez mas escasos cotizantes esquilmados a impuestos, observando indignados, el derroche de politicos, sindicalistas y subvencionados. Aqui nos quedamos tambien observando, indignadamente atonitos, el gran espacio mediatico dedicado a otro grupo de indignados, ocupantes ilegales de espacios publicos y que han focalizado tanto, tanto, tanto, sus esfuerzos durante años en desconocidas facultades, que no les permite emigrar a Alemania ni como ingenieros ni como nada, solo les faculta para ser indignieros de comisiones, flautas y greñas, mientras otros buscan trabajo. Gracias Joana por no olvidarte de estos otros indignados, que se manifiestan emigrando en busca de un pais mas serio, riguroso y justo.

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