La partida empezó el 2 de febrero, cuando un grupo de militantes y los que ayer Chacón definió como «referentes morales», desde Cándido Méndez hasta Fernández de la Vega, Griñán, Barreda o Montilla, la animaron para que fuera una alternativa a la sucesión anunciada. No querían candidato único ni dedazo, a pesar de la ascendencia de Rubalcaba y de su extendida fama de Fouché. Chacón empezó a preparar un proyecto.
Ayer, un folio de su discurso pertenecía a otro atril, al de la presentación de su candidatura. Tan sólo tuvo que cambiar el tiempo verbal: el pasado por el futuro. Utilizó un tono bajo y grave. En ningún momento disimuló su emoción. Pero en su mirada también había desafío y fortaleza. Sobre todo cuando explicó las bases de ese proyecto que, por cierto, no dejó mudo del todo: un reseteado de la socialdemocracia con recambio generacional, ahí es nada, eso sí, reafirmando su identidad. Lo dijo alto y claro: «catalana y española». Eran las migas agazapadas de aquello que minutos antes estaba a punto de tomar forma en una página web donde ya se habían volcado discursos y propuestas, donde incluso se postulaba un lema: «Contra la resignación».
Su teléfono móvil ardió en las últimas horas: «Acabad con esto, es un horror», «nos estamos desangrando», «¡congreso o primarias!, esto es una discusión escolástica, actuad», «dejad la pelea de egos». Una política, ahora dicen, «valiente y reflexiva», que no se enrocó como sus colegas Jordi Hereu o Tomás Gómez, o, con mayor fortuna, el incombustible Álvarez-Cascos. Ayer, en Ferraz, austera y sin pendientes, Chacón tomó aire antes de empezar a hablar. La falta de oxígeno, un gesto que conoce bien. En una ocasión, durante su infancia, su madre dijo que ya se había acabado lo de tratarla como una niña enferma por su cardiopatía, y la subió a la noria de Montjuïc. La tarde transcurrió feliz.
Carme Chacón, la que para algunos tiene tintes de heroína literaria, y para otros es una chica que tenía que haber sido alcaldesa de Esplugues, ayer hizo pública su renuncia con meditada trascendencia. Y dejó muy claras sus ambiciones, así como su estilo de hacer política: «Hay quienes piensan que el futuro se conquista con fuerza, y es verdad, en el Partido Socialista sabemos que el futuro se conquista con fuerza y con generosidad». Cambien Partido Socialista por mujeres. Y cambien generosidad por estrategia. El tiempo dirá si ayer, en Ferraz, Carme Chacón perdió su oportunidad. O si ese paso atrás no es indispensable para tomar impulso y saltar.
..ja saps lo de la zarzuela…SI LAS MUJERES MANDASEN EL MUNDO SERIA UNA BALSA DE ACEITE….jo sempre a favor vostre,,,perqué sou la raó de la vida….el premi del home que a vegedes no es mereix. Petons.
Creo que Carme hizo bien….ese impulso le beneficiará en el futuro.