- Su lucha contra el matrimonio infantil forzoso ha colocado este crimen en la agenda internacional hasta provocar cambios legislativos en varios países.
- Embajadora del programa Do Good en el marco del 25 aniversario de La Roca Village, la entrevistamos en Londres, donde vive con visado de refugiada
Hace diez años, el vídeo de una niña yemení escapando de sus padres porque querían casarla contra su voluntad nos heló la sonrisa. Es difícil que un mensaje de socorro contenga tanta pureza. Su protagonista hablaba con una madurez impropia de sus 11 años; firme, vehemente, con la conmovedora dulzura que desprende el saberse en un precipicio, tan menuda todavía. Nada Al-Ahdal había visto demasiado: su hermana mayor intentó suicidarse porque la iban a casar con 13, y su tía se quemó viva a los 14. Prefirió la muerte a las palizas con cadenas y las violaciones continuadas de su marido.
Nada es una excepción, consiguió “arreglar su problema” como decía en el video, “buscarse la vida”. Pero la mayoría de niñas obligadas al matrimonio a cambio de una dote no consiguen escapar. En el mundo, cada doce segundos se casa forzosamente a una niña. Su destino es alienante: esclavas que acaban pidiendo permiso para serlo y veneran a sus verdugos, Aceptan las leyes que las anulan. Como la madre de Nada.
Su hermana mayor intentó suicidarse porque la iban a casar con 13 años, y su tía se quemó viva a los 14
Nos encontramos con ella en Londres –hace tres años y medio que vive en Inglaterra con estatus de refugiada– tres semanas antes que Al-Ahdal viaje a Barcelona para participar en la celebración del 25 aniversario de La Roca Village. Esta ha sido la misión más comprometida de Elena Foguet, directora de negocio de Retail Value Spain: involucrarse a fondo en la erradicación del matrimonio infantil a través del proyecto Do Good, cuyo objetivo es mejorar la vida de las mujeres y de la infancia.
Antes de comenzar la entrevista veo en su Instagram la foto de una niña. Le pregunto si es ella; “No, tiene seis años y ha sido violada en Arabia Saudita. Utilizo mis redes sociales para hablar de estas víctimas cuyo delito es impune: nadie es castigado por ello. Lo más horrible en el Medio Oriente es que, en lugar de castigar al violador, obligan a la chica a casarse con él”.
El honor todavía es una cosa de hombres en muchos países.
Así es. A una chica de Marruecos la obligaron a casarse con su violador, y acabó suicidándose. Imagínate el trauma que supone… Los crímenes de honor son tremendos, aberrantes: se te permite matar a tu propia hermana, o a tu hija de forma impune. No serás castigado. Se asesina lícitamente en nombre del honor.
¿Qué queda de aquella niña que se escapó de sus padres y conmovió a todo el mundo?
Realmente no tengo buenos recuerdos anteriores, porque borré voluntariamente de mi cerebro los de los primeros diez años… Me recuerdo huyendo, primero del matrimonio y de mi familia, y, luego, tratando de mantenerme a salvo.
Cuando me anunciaron mi boda entré en shock. No dije nada, pero empecé a preparar mi huida
¿Nunca pudo hablar con su madre cara a cara?
Mi madre se casó a los 14 años; no tenía estudios. Así que la vida fue muy dura para ella. Su madre se casó también pronto. Cada año estaba embarazada, somos diez hermanos, una familia muy, muy pobre… no podíamos permitirnos tres comidas al día. Así que mi padre pensó que casar a sus hijas significaría tener menos responsabilidades a sus espaldas, y, además, cada una tendríamos una dote. Mi hermana casi pierde la vida por ella…
¿Dónde está su hermana?
Querían casarla a los 13 años, y ella les dijo a mis padres: “Si me obligáis a casarme con este tipo, haré lo mismo que hizo mi tía”. Se quemó pero pudimos salvar su vida, a diferencia de mí tía, que se suicidó quemándose a lo bonzo. Y dejó una hija… Su marido le daba palizas; era un psicópata. Cuando limpiaba el cuerpo completamente quemado de mi hermana, mi cabeza hizo un clic. Casarse no significaba una vida de color rosa. Cuando me anunciaron mi boda entré en shock. No dije nada, pero empecé a preparar mi huida.
Me escapé después de que me dijeran: “Te casas dentro de tres días; este es tu anillo”
¿Siente nostalgia de su infancia en Yemen ?
No tengo muy buenos recuerdos de mis padres; desde muy pequeña, incluso antes del problema, mi tío era realmente quien cuidaba de mí. Es el único de la familia que terminó sus estudios, universitarios. Trabajaba en medios de comunicación, así que se relacionaba con mujeres. Y leía mucho sobre derechos humanos. Era muy consciente de la importancia del papel de las niñas en la sociedad futura, y creía firmemente en sus derechos… Por eso estaba en contra de la idea del matrimonio infantil. Él fue a hablar con el que iba a ser mi suegro para cancelarlo…
¿Cómo era su futuro marido?
No necesito ningún marido… (risas)
Lo sé, pero ¿llegó a conocerlo?
No. Dijo que me había visto jugando en la calle y que le gusté; así empezó a pensar que yo debía ser su mujer. Pero no llegué a conocerlo en persona. No tengo ni idea de cómo era… Me escapé después de que me dijeran: “Te casas dentro de tres días; este es tu anillo”.
¿Cómo lo logró?
Fui a ver a mi tío, pero no estaba en su casa y tampoco contestaba al teléfono. Llamé a su mejor amigo. Al principio me dijo que no podía ayudarme, a lo que le respondí que ya encontraría otra manera. Cuando me oyó decirlo, me dijo: “Vale, espera, te ayudaré”. Me llevó con su hermana a la ciudad de Al Hudaydah. Desde allí intenté comunicar con mi tío, sin éxito; estaba fuera del país. Entonces pensé en grabar un video y el amigo de mi tío lo colgó en su canal de YouTube. Tuvo ocho millones de visitas en tres días y fue traducido a 40 idiomas. Y de repente los medios de comunicación hablaban de matrimonio forzoso infantil. Todo el mundo hablaba de ello. Mi tío vino a buscarme. Fuimos al Ministerio del Interior en Yemen. No había ninguna ley que me protegiera, pero los medios presionaron al gobierno para que lo hiciese. Y, así, me divorciaron legalmente. Me quitaron toda responsabilidad y dijeron “ahora vuelve con tus padres”. Y empecé a llorar. La BBC grabó ese momento… Recuerdo que solo decía: “No puedo volver a vivir con mi familia”.
¿Y rompió la relación con ella?
Mi familia se enfadó mucho porque me enfrenté a ellos ante el Ministerio del Interior y dije “no”. Recordarlo es todavía muy doloroso (empieza a llorar). Intenté hablar con mi madre, le llevé flores y un pastel, y ella los tiró al suelo. Me dijo: “Ya no eres mi hija”. Me costó muchas visitas hasta que me aceptó. Nos llevó unos dos años, junto a mi tío, conseguir que pensaran diferente. Y afortunadamente ninguna de mis hermanas menores está casada todavía. Mi madre le dijo a mi padre: “No estoy dispuesta a perder otra hija”.
Intenté hablar con mi madre, le llevé flores y un pastel, y ella los tiró al suelo. Me dijo: “Ya no eres mi hija”
¿Habla con sus hermanas?
Y las ayudo económicamente: soy responsable de su comida. Con mis pequeños ingresos les envío algo de comida cada mes.
¿Cómo superó una experiencia tan traumática?
Al principio trataba simplemente de vivir la vida, pero llegó un día en que empecé a pensar “¿Por qué, en lugar de sentirme una víctima, no me convierto en salvadora para otras chicas?” Empecé con pequeños vídeos en Facebook e Instagram, a hablar públicamente del matrimonio infantil, de la violencia contra las mujeres y los niños, etc. Conocí al anterior primer ministro, Salman Bin Abdulaziz, con el que me reuní varias veces. Él me recomendó crear mi propia fundación y me dijo: “Yo personalmente, fuera del gobierno, la apoyaré personal y financieramente”. Tenía 14 años. Él habló con su equipo y les dijo “Haced todos lo necesario para que Nada comience su proyecto”…
Y entonces estalló la guerra en Yemen. La secuestraron.
Sí, yo estaba intentado viajar a Francia, donde habían escrito un libro sobre mí (me prometieron los derechos y nunca me los cedieron). Pero el aeropuerto estaba cerrado a causa de la guerra. Volvimos al hotel y el ISIS me secuestró por la noche, junto a mi tío. Estuvimos tres días con los ojos vendados. Nos separaron. Oía gritos y disparos y luego silencio. Me interrogaban: “¿Qué país te apoya? ¿Es Estados Unidos? ¿Es el Reino Unido que se niega a casarse a esa edad?” Pero entonces el ISIS mató al gobernador de Aden, tuvieron que cambiar de ubicación y nos liberaron. Por suerte recibí una invitación de Arabia Saudí. Me quedé viviendo en un hotel durante un año y medio. Me apoyaban económicamente. Abrí mi fundación en Yemen desde allí. Y lanzamos varios programas para acabar con el matrimonio infantil, así como otro de educación gratuita en inglés, para asegurarnos de que las niñas puedan explicarse globalmente. Salvamos y educamos a 600 niñas.
¿Le dieron visado como refugiada?
No, no obtuve estancia de refugiada de ningún país. Tenía un visado múltiple. Cada seis meses tenía que mudarme. En Arabia Saudita no son bienvenidos los refugiados. Pero hemos infuenciado para que la edad legal para casarse sea a los 18 años.
El ISIS me secuestró por la noche, junto a mi tío. Estuvimos tres días con los ojos vendados; oía gritos y disparos
¿Y cómo llegó a Reino Unido?
Mi fundación ganó un premio con For Girls y vinimos al Reino Unido a recibirlo. Fue en el comienzo de la pandemia y entonces me di cuenta de que no podía ir a ningún lado. De Irán y Arabia Saudita pasé a Egipto, después a Jordania y a Kenia. Allí me rompí. No podía más. Aquí he empezado una nueva vida, en Newcastle, con mi tío y un primo que ha adoptado. Nos llamamos hermanos, estamos muy unidos.
¿De dónde ha sacado el tiempo para estudiar?
No podía estudiar en ningún país porque no tenía visado. Aprendí inglés online, era mi única opción. Dejé de estudiar debido a la guerra en Yemen y he cambiado varias veces de país. Estudié formalmente durante un año, pero entonces empecé a aparecer en las redes sociales y el director de mi escuela me dijo que no quería que yo y mis ideas influenciaran a mis compañeras… y me recomendó pasar a la formación online.
¿Siente que se hizo mayor demasiado pronto?
Sí. Crecí demasiado pronto y eso no debería de ocurrir. Es importante vivir la infancia. Es un derecho. ¿Por qué nos roban la inocencia? Pero, por otra parte, me hizo más sabia y más fuerte. Hablar por otras jóvenes y no tener miedo, especialmente desplazándome a Turquía, a Qatar, o al Líbano, para hacerlo. Llevar a cabo los programas de la fundación o dar entrevistas como esta me han hecho más consciente y me han empoderado. Me escriben chicas para decirme que aprenden de mí, y eso me hace seguir adelante, pase lo que pase. Sé que no tuve una infancia corriente, pero ninguna niña yemení la tiene. Además, la guerra hizo que creciésemos prematuramente…
En Bangladesh el 73% de las mujeres se casan siendo niñas, mientras que en Indonesia el 50% piensa que está bien casarse con hijos… ¿Qué papel juega la educación en este problema?
La educación es esencial. Y un derecho fundamental. Necesitamos legislarlo, elevar la edad mínima para el matrimonio, tipificar delitos…
Y, frente a lo que dice, algunos se blindan todavía detrás de la palabra ‘cultura’…
Pero no lo es… muchas sociedades utilizan la cultura o la religión como justificación. Y si no estás de acuerdo, nos estás insultando. Pero no cumplir con los derechos humanos no tiene nada que ver con la cultura. Una cultura debería estar llena de información y conocimiento, y no todo lo contrario
Sé que no tuve una infancia corriente, pero ninguna niña yemení la tiene. Además, la guerra hizo que creciésemos prematuramente…
¿Cortó los lazos con la religión?
Sí, no la practico.
¿Cómo colabora con La Roca Village?
Con su programa Do Good comparten dos importantes objetivos que comparto: recaudar fondos para acabar con el matrimonio infantil y concienciar al mundo de este problema. El 25 aniversario de La Roca Village se celebra con un evento para la lucha contra el matrimonio infantil, y ¿sabes cuánta gente acudirá al evento? Mucha. De diferentes países. Y televisiones, periódicos y revistas lo cubrirán. Me siento muy honrada y emocionada de poder trabajar con ellos. Este evento llamará la atención del mundo sobre el matrimonio forzoso infantil. Cada seis segundos se casa una niña en el mundo. Chicas que son vendidas bajo el nombre de matrimonio. Su futuro será destruido. Cuando descubrí la visión y los valores de Do Good, me quedé alucinada. Encontraba por fin un proyecto con mis mismas ideas, objetivos y valores. Su apoyo es muy valioso.
¿Cuál es su gran sueño?
Dicen: “Sueña con ir a las estrellas y caerás entre estrellas”. Es mi sueño. Es grande, pero estoy trabajando todo lo que puedo para hacerlo realidad. Acabamos de registrar la fundación en el Reino Unido, y el 25 aniversario de La Roca Village también nos ayudará a afianzarla. Mi sueño es cambiar leyes y salvar a todas las niñas. Por eso quiero convertirme en abogada en derecho internacional. No sólo para defender a estas pobres niñas en tribunales nacionales, sino ante la ONU. Ese es mi sueño, y sé que puedo lograrlo.
Entrevista Exclusiva publicada en La Vanguardia el 15 de julio de 2023
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