Los observo en la cola del súper con su carrito pulcramente ordenado. Ningún envase amontonado al tuntún. Los colocan con pericia y esmero, las mismas con las que maniobran en sus maleteros, ese espacio donde algunos se realizan, resolviendo una especie de Tetris al colocar el equipaje. En casa los he visto vaciando el lavaplatos que yo había llenado,como una impugnación a mi prisa desmañada.
Son hombres que cotizan al alza en el mercado de las parejas, según el último informe del CIS sobre relaciones. Porque, más allá del físico, la cuenta corriente y el encanto sexual, lo que más se aprecia del otro, ya se trate de hombres o mujeres, es que sea hacendoso.
Cuán ridículo parece aquel día en que las mujeres sobreestimaban a aquellos que les hacían reír, dispuestas a asumir una doble jornada laboral mientras su lobo de mar las mantuviera hechizadas (hubo despertares traumáticos).
El 80% de los españoles valora una relación en que la pareja se implique en las tareas domésticas. Con el nuevo contrato sexual, los colores del romanticismo han desteñido y el pragmatismo ha acabado imponiéndose como ideal.
Según el CIS, en la pareja, lo que más se aprecia del otro es que sea hacendoso
Se trata de una demostración rotunda de cómo ha cambiado el deseo, que hoy antepone la colada a un beso largo. Pero, a pesar de que cada vez más hombres se inician en el ritual del estropajo, las mujeres siguen cargando –el doble de horas que ellos– con la casa. En sus cabeza cuelgan listas de tareas que colonizan su tiempo arrebatándole pasión y belleza. Aunque también las hay que cuando él se presta a quitar el polvo, le agarran el plumero ante su pasmo con un “¡quita, quita!”
No sé si guardará relación ese pujante atractivo doméstico con la tolerancia que un 41% de los españoles participantes ha mostrado en la misma encuesta con la pareja abierta. La ven muy bien. ¿Celos? Acaso les pese más el atractivo de disfrutar de una pausa, solos en una casa limpia y ordenada.
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