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Tradición no, delito

Soy de esas madres que rompieron con la tradición de aguje­rear las orejas de sus niñas un día después de nacer a pesar de la insistencia de las enfermeras: “De mayor le dolerá más”. ¿Cómo iba a permitir que agredieran a aquellos tres kilos y medio de ternura solo para rubricar su sexo? Si hubiera nacido en una aldea china, le habrían ven­dado los pies a los cuatro años; y, en Etiopía, los mursi arrancarían sus incisivos para colocarle el dhebinya, un enorme disco en el labio inferior. La palabra tradición siempre viene cargada de peligro, ya que otorga a la costumbre un sen­tido fundacional. De ahí el triunfo de la modernidad cuando recuperó el adjetivo iconoclasta para, desconectado de su sentido religioso, definir el atrevimiento de una ruptura estética.

Hoy, muchos varones se agujerean las orejas a los dieciséis y las niñas chinas se suben a los Jimmy Choo de sus madres influencers. Pero la mutilación genital sigue practicándose en 30 países de tres continentes del planeta, mientras las mujeres jirafa siguen fascinando a fotógrafos aventureros.

Las chicas que han defendido a los agresores delatan una sumisa patología

Igual que sucede aquí con el Toro de la Vega y tantas otras salvajadas defendidas en nombre de supuestas tradiciones, en ellas se amparan comportamientos que incurren en la discriminación y el maltrato, esto es, delitos. Un país socialmente responsable no puede reducirlos a peccata minuta. Esas chicas del colegio mayor que, después de haber sido increpadas como “putas”, “ninfómanas” y “conejas” –siguiendo un modelo que perpetúa la supremacía de los fuertes sobre los débiles –, han defendido a los agresores delatan una sumisa patología, aún muy interiorizada en nuestra sociedad. Tras el escándalo, ellas se prestan a salvarlos porque no pasa nada, estamos acostumbradas, toleramos el machismo como lo han soportado tantas otras. Es una tradición. Es nuestra jaula. Es lo frágil que resulta todavía mantener el respeto entre iguales.

Artículo publicado en La Vanguardia el 10 de octubre de 2022

Publicado en Artículos La Vanguardia

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