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El coste humano

“No tengo cuerpo”, exclamamos para expresar un malestar difuso. Puede tratarse tanto de cierto abatimiento anímico como de una niebla mental o de un monumental cansancio. Es una rendición en toda regla, una dimisión de la energía. Los chinos cuidan el pulmón y el hígado en la planta del pie mientras que aquí los echamos por la boca.

El cuerpo recoge las sobras de la melancolía. También somatiza los rotos emocionales, esos conflictos latentes que acababan rompiendo los lazos con aquellos que quisimos. Escucho a Gemma Calvet, entrevistada por Albert Om. Habla claro de su dolencia. “Una parte del cáncer la adjudico al estrés y a la tensión política de todos estos años”, dice. Sus palabras son hondas. La abogada, humanista y expolítica se ha examinado a fondo, además de reflexionar sobre los conflictos entre pares. Su testimonio ilustra el posible efecto de una experiencia traumática, que según la psicología clínica se define como diátesis-estrés : altas dosis de estrés chocan con nuestra sensibilidad. Es otra crónica del procés, la humana. La que señala las marcas que han quedado en el cuerpo, más allá de las fracturas políticas.

Gemma Calvet adjudica al estrés y la tensión política una parte de su cáncer

Muchos catalanes han visto durante cinco años a sus familias enfrentadas, y otros se han sentido profundamente desilusionados por el estallido de la burbuja independentista. Tras el estropicio y tantos “no tengo cuerpo para nada”, es el momento de atender a la experiencia humana. Escucho unas palabras de Ramón J. Sender ante José Antonio Soler Serrano, cuando volvió del exilio en 1976. Dice así: “Si es necesario, que todos prescindamos un poco de nuestros radicales puntos de vista a favor del vecino de enfrente. Si pudiéramos pasar dos generaciones en paz, en buena convivencia y trabajo creador con cierta libertad, España sería la cabeza de Europa, porque el resto está en decadencia”. Pasaron ya las dos generaciones, pero la concordia todavía va cara.

Artículo publicado en La Vanguardia el 17 de octubre de 2022

Publicado en Artículos La Vanguardia

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