Saltar al contenido →

Chanel: “No lo he pasado bien, el camino no ha sido fácil”

Chanel Terrero se ha quitado las deportivas y se sienta con las piernas cruzadas en el estudio Pan Creative de la madrileña plaza de las Salesas. Es menuda y su cuerpo posee el don de la elasticidad.

Encima de un escenario se alarga, se estira, se aprieta, se empodera. Cuando a Melania Pan –exdirectora de Haper’s Bazaar – la llamaron desde BMG para que le creara una imagen personal, se sorprendió ante la falta de caprichos de la artista.

“Suelen pedirte marcas, looks muy deseados, pero cuando le pregunté ‘tú qué quieres’, ella me respondió: ‘Yo no quiero nada, solo trabajar’”. No se separa de unas gafas de pasta al estilo Jackie O. que le sirven de pantalla protectora porque sus ojos han estado muy abiertos durante los últimos tres meses. Tras las llantinas por los ataques furibundos post-Benidorm, las noches en vela­ y la euforia turinesa, llegaron la conjuntivitis y los orzuelos. La felicidad tiene un precio, nunca se lo escondieron. Junto a la puerta, una maleta gigante a la espera para irse de vacaciones. Cuando sale a la calle, parece un anuncio de perfume: “Chanel, Chanel, Chanel…”.

¿Me puede hablar de sus orígenes?

Voy a compartir contigo cosas personales, pero hasta cierto punto, porque quiero proteger a mi familia. Nací en La Habana vieja, mis padres son cubanos, mi papá, Alain, es blanco, y mi madre, Marlene, es más oscura que yo. Con cuatro añitos, mi madre se casó con mi papá catalán, Toni, y nos mudamos a Olesa. Mi padre biológico y él se llevaban fenomenal, hay una armonía increíble en casa. Y yo tengo la doble nacionalidad.

¿De pequeña viajaba a menudo a Cuba?

Sí, iba de vacaciones a visitar a mis abuelos y primos, que son de mi edad. Vivía ajena a la realidad del régimen: para mí era todo excitante y nuevo. Recuerdo comer arroz con frijoles y que de pronto en casa decían: “Viene un aguacero –pone acento cubano– ¡corran, a bañarse!”. Claro, porque no había agua corriente.

¿Le enseñaron a bailar salsa?

Por supuesto, desde pequeña. Escuchábamos a Celia Cruz, La charanga habanera, los Van Van, Orishas, Gloria Estefan, Compay Segundo…

¿Y por qué sus padres eligen el nombre de Chanel?

Porque mi madre leyó en una revista la historia de Coco Chanel, que fue pionera en ponerse pantalones y en liberar de corsés a las mujeres. Y le gustó. Me identifico con ella en ser una mujer con voz y sin miedo.

¿Usted no ha tenido miedos?

Sí, pero los he superado.

¿En qué momento?

Cuando yo era pequeñita sufrí muchísimo racismo. Tenía mucho miedo. Incluso llegaba a creer lo que me decían, y pensaba “Claro, este no es mi país. Soy menos que los demás” . Pero con la educación que he recibido en casa lo he superado. Para mí, ya es natural decir que soy española.

¿La agredieron alguna vez? ¿Le lanzaron piedras?

De pequeña, sí. En la escuela y en la calle. Y las agresiones verbales… Millones de veces llegaba a casa llorando.

¿Y cómo lo superaba?

Con conversaciones con mi familia y amigos. Por mucho que me dijeran en el cole “¡negra de mierda!” o “¡vete a tu puto país!”, yo me enfocaba en otras cosas. No solo me lo decían los del pueblo de toda la vida, sino el que venía de un país árabe. Que haya racismo entre personas racializadas todavía es más fuerte.

¿Y dice que de adulta ha sufrido racismo?

Sí.

¿En qué ambientes?

En todos. Es muy gracioso porque cuando comento esto con personas blancas como tú, se sorprenden. Y eso me da la pista de que todavía falta mucho recorrido en esta sociedad. He sufrido racismo en el transporte público, en Correos…

Pero ya no se quiebra.

No me quiebro y no me callo. No entro en discusiones, porque creo que pierdes, porque una persona así tiene una mente muy cerrada. Pero con educación les digo: a lo mejor deberías leer un poquito más o informarte. Sin ser despectiva .

¿Nunca fue a un psicólogo?

Sí, pero hace mucho… y con lo que está pasando quiero volver. Es como un gym para la mente.

Ahora los Reyes la tratan de doña.

¡Ay, por favor! ¿Yo doña? ¡No!, jajaja. Mi abuela lleidatana Leo me envió un audio llorando. Me acabo de dar cuenta de que todavía no les he respondido.

Y toda España vibrando.

¡Sí! Todavía estoy aterrizando, eh. Por ejemplo, le decía a Irene que nos fuéramos de compras y dice: “No, todavía no”. Y justo ayer pensaba: caramba, ya no voy a poder ir a un parque de atracciones, con lo que me gusta.

¿Su razón de vivir es el baile?

Al principio fue el baile. De pequeña soñaba con ser una de las bailarinas de Beyoncé. Aunque fuera en la cuarta fila o en la parte de atrás.

¿Ha sido uno de sus referentes?

Sí. Mujer, activista antirracista, feminista, cantante y actriz, baila que flipas, hace todo con muchísima pasión…

La letra de SloMo ha sido muy criticada.

Una cosa es un sugar daddy y otra decir daddy . También me parece muy fuerte que una mujer diga que otra no es feminista por vestir con media nalga fuera.

Anoté una frase: “Si solo sabe mover bien el culo”.

Que lo muevo superbien, ¿eh? Es verdad. Es así, Pero me recuerda al típico comentario que a veces se ha hecho cuando ha se ha cometido una violación: “Es que iba con una falda muy corta”.

¿Alguna vez ha sufrido acoso?

Sí. Ya sabes: vuelves a casa con las llaves a modo de puñal, corriendo, por si acaso. O vas sola por la calle, de noche, y te gritan desde un coche. Pero tengo seguridad en mí misma y no me callo.

¿Tiene novio desde los 14 años?

Desde los 12. Es que siempre he sido de relaciones.

¿Monógama?

Tengo la mente muy libre, pero lo que he vivido hasta ahora han sido relaciones monógamas. Pienso que dependiendo el momento de cada persona, te apetece tener una cosa u otra: ser monógama o tener una relación abierta.

¿Quién le tiene celos?

Creo que mucha gente. Sobre todo mujeres. Y eso es supertriste. Pero últimamente se le está dando la vuelta, hay más sororidad.

Además de Eurovisión, ¿de qué se siente orgullosa?

De todo. Porque no lo he pasado bien. El camino no ha sido fácil. Me he encontrado con personas feas. Pero convertí eso en aprendizaje.

¿Y el esfuerzo físico la pena­liza?

Me encanta. No me canso. O no lo pienso. Forma parte de mi profesión.

¿Alicia Alonso le dice algo?

¡Claro! La mejor bailarina cu­bana. Siempre he mirado sus vídeos en bucle.

¿Políticamente cómo se de­fine?

Pufff, yo es que la política… Lo único que sé es que no se puede coartar la libertad.

Es progresista.

Sí.

¿Y ahora qué música escucha?

La de los musicales. También tengo una playlist de Disney. Sigo llevando a la niña dentro.

El periodista que la consideró una Jennifer López de marca blanca le ha pedido perdón.¿Le contestó?

No.

Ha nacido una estrella

Baila desde niña. “En el cole era un desastre. A ver: yo era inteligente, pero no tenía déficit de atención”. Dejó la escuela al terminar la ESO. Ganaba becas de estudios, y su profesora de baile, Jeny Poquet, del Centre 113 de Olesa, le repetía: “Habrá muchas mejores que tú, pero ninguna como tú”. “Eso me centró”. Allí consiguió el título de Royal Academy of Dance. 

Con 15 años, la profesora la empieza a acompañar a los castings, su familia la apoya, y la fichan para musicales infantiles. Se muda a Madrid y forma parte de El Rey León y Mamma mia. Largas giras por carretera, doce horas de ensayos, quince años pisando las tablas de los escenarios. 

Cuando la llamó Tony Sánchez-Ohlsson para Benidorm Fest, le dijo: “Estamos buscando a una cantante y creo que tú puedes cuadrar, vente a un casting”. Ella estaba ensayando para Malinche, el musical de Nacho Cano, y puso una condición: “Déjame que escuche la canción y vemos. La escuché y dije: ‘¡Pa’lante!”, afirma Chanel. Melania Pan afirma que llegan miles de propuestas todos los días: se reciben guiones, portadas, marcas. “No había visto nada igual”. Tras un descanso, cumplirá con el compromiso del musical de Cano. Y de ahí se impulsará su carrera internacionalmente. Ella asegura controlar la euforia, tener los pies en la tierra.

Artículo publicado en La Vanguardia el 22 de mayo de 2022.

Publicado en La Vanguardia

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *