Con gran honestidad creativa y vital, estas tres diseñadoras crean desde Valencia, Gijón y Barcelona una moda de autor, sostenible y artesana, que aporta movimiento y naturalidad al cuerpo.
Pasión por la seda
Adriana Iglesias
Adriana Iglesias (Oviedo, 1972) es una ingeniera de telecomunicaciones amante de la filosofía, el arte y la moda. “Desde muy joven tenía el gusanillo del emprendimiento, y un día decidí que no quería dejar de intentarlo. Y aquí estoy”, resume. Enseguida se acercó a las sedas, cuyo crudo importa de Asia, estampa y colorea en Italia y corta y confecciona en Valencia.
“Durante miles de años ha sido una fibra con misterio e historia. Siempre me ha gustado leer sobre las rutas de la seda, pero lo que de verdad me apasiona es su suavidad al tacto, sentirla sobre la piel, y su brillo natural, elegante sin estridencias y que ensalza la belleza y la sensualidad de la mujer. Y me encanta cómo se mueve… solamente con caminar ya me parece una belleza, ¡y si además hay brisa!”. Para abordar su proyecto Iglesias se mudó a Valencia, donde todo le resulta más fácil, y, además, “el mar me da la vida”. Un bálsamo para su mente, revolucionada casi de continuo.
Vende en EEUU desde que empezó; “se sintieron atraídos por los colores, los estampados y el estilo, femenino y, como dicen ellos, efortless de mis prendas”. Lady Gaga, Jane Fonda o Hailey Bieber visten sus prendas. Su fetiche es el vestido largo con tirantes: “es que yo los slip dresses no me los quito en verano ni en invierno, me parecen muy fáciles y cómodos… en verano con sandalias planas de día y con tacón por la noche, y un blazer de seda”.
Un proyecto muy personal
Clara Esteve, TCN
“De pequeña pasaba muchas horas con mi abuela y su hermana, y recuerdo cómo me gustaba verlas coser tanto a mano como a máquina y también pedirles que me enseñaran. Los veranos aprendía con una modista del pueblo, y con 7 añitos no paraba de decirles a mis padres que quería ser diseñadora de moda” cuenta Clara Esteve. Siempre tuvo claro que era lo suyo, y durante 15 años trabajó con la fundadora de TCN, Totón Comella.
“Ella ha sido mi maestra, y me enseñó a amar esta marca. Creo que mi esencia es muy fiel a su ADN y a ella, al TCN de siempre. En estos ya 2 años como responsable creativa he intentado recuperar la esencia inicial que ella me transmitió y que, quizá, con los cambios de propiedad de los últimos años, había quedado algo diluida”, explica la diseñadora, que, desde Clara Esteve Studio, firma su propia colección All that she loves. “Tenía muy claro que lo que más me había apasionado a lo largo de mi trayectoria era la tintura en prenda; investigar y crear mil mezclas nuevas de tintes y de atados cada temporada, por lo que me dije: si esto es lo que más te gusta, esa va a ser tu esencia, tu concepto”.
Próxima parada, Nueva York
Elisa Álvarez (Cyrana)
Elisa Álvarez (Gijón, 1981 ) trabajó como consultora durante años, hasta que la moda la atrapó y decidió crear su propia marca. “Aunque ahora me dedico a la creación, también estoy aplicando mi formación porque tener una marca implica generar economía, puestos de trabajo, aplicar estrategias de crecimiento…”, explica. Eligió el nombre de Cyrana como tributo al Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand: “un personaje brillante, lúcido e inspirador, cualidades que quise reflejar”. Desde Gijón se ocupa del diseño y la gestión de su firma, que cuenta con talleres en Santiago de Compostela, Carballo y Ponferrada donde siguen procesos artesanales.
Sus colecciones han provocado flechazos a primera vista: “nuestros clientes aprecian nuestras calidades y la confección, los acabados son fundamentales; cuando hablamos de lujo, creo que diseño y calidad deben ir a la par. Nos han llegado a preguntar si algunas prendas son reversibles cuando no lo son”.
Al principio se especializó en abrigos coloristas y originales que enseguida enamoraron a una clientela de actrices e influencers. Y el próximo febrero presentará su nueva colección en el Fashion Lab de Nueva York (y ya vende en Zalando).
Cyrana defiende la utilización de pieles naturales, siempre que sean subproductos de la industria cárnica: “Son biodegradables y contaminan mucho menos que cualquier sintético. Se trata de poner nuestro granito de arena en la slow fashion, ya que damos uso a materiales que de otra forma se despreciarían, y son prendas muy duraderas”.
Artículo publicado en Magazine Lifestyle de La Vanguardia el 31 de enero de 2022.
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