Es un gentleman italiano con marcado toque british. Se llama, en italiano, Giacomo, pero él –vinculado al origen inglés de su madre, Amanda Peat– se siente más James. En su tiempo libre le encanta competir en triatlones, jugar al fútbol y navegar. Su última colección ejemplifica a la perfección la etiqueta del Made in Italy, no solo en lo que al sistema de producción y los materiales se refiere, también en su paleta de colores, inspirados por la naturaleza: Tramonto, Volcano Red, Siena, Giallo Lino, Canapa y Raffia.
“Al mencionar los nombres, uno se imagina inmediatamente sumergiéndose en la hermosa naturaleza italiana” afirma James. En pleno proceso de búsqueda de un nuevo director creativo, tras la marcha de Paul Andrew, cree que “en este momento postpandémico hay que hacer un esfuerzo extra para aportar más creatividad y funcionalidad. Porque no podemos estar continuamente en pijama… hay que buscar nuevos materiales funcionales, pero con refinamiento”.
A los nueve años, durante las vacaciones de verano, James Ferragamo, hijo de Ferruccio y nieto de Salvatore –el zapatero prodigioso que revolucionó no solo la horma y el tacón, sino el concepto mismo del zapato contemporáneo–, trabajaba ya en las tiendas de la empresa familia, cobrando 25 céntimos de euro la hora; “y a los once años pasé a trabajar en la línea de fabricación de zapatos”, recuerda.
“Éramos libres de elegir nuestro camino profesional, pero nunca tuve dudas. Mi inspiración proviene de los valores que aprendí de mi padre y de mi abuela Wanda. Hay personas que nacen con un talento específico, pero la dedicación es fundamental. Nunca hay que renunciar a los sueños. Aunque haya obstáculos que persisten, con el tiempo y horas y horas de dedicación, las cosas salen bien. Mi abuelo Salvatore el fundador, tuvo un sueño, y nosotros tenemos el deber y el deseo de perseguirlo.
Los Ferragamo –en la azienda trabajan hoy al menos 70 personas que llevan ese apellido– son orgullosos florentinos que recorren las mismas calles que el nonno y cruzan los mismos puentes sobre el Arno que tanto le fascinaban a él.
¿Qué importancia ha tenido en su vida su abuela Wanda, que enviudó muy pronto?
Admiro mucho lo que hizo mi abuelo Salvatore en vida, y su pasión por hacer zapatos es para mí una inspiración. Del mismo modo, mi abuela Wanda ha sido un gran modelo –y lo sigue siendo–: una mujer excepcional que no sólo fue capaz de recoger la herencia de su marido, sino que, como madre de seis hijos, ha conseguido tomar las riendas de la empresa y guiarla hacia el crecimiento internacional.
Aunque no llegara a conocerlo, ¿qué recuerdos de su abuelo le han impactado más?
Mi abuelo es una leyenda para mí. Ferragamo es una marca que siempre ha estado apegada a sus tradiciones y a su herencia. Salvatore Ferragamo cambió la historia del calzado para siempre: estudiando la anatomía del pie, combinando la comodidad, el diseño y la creatividad, y creando cuñas y muchos otros zapatos que siguen siendo modernos hoy en día e inspiran a diseñadores de todo el mundo… La historia de la marca está construida sobre la innovación creativa.
Y, a usted, ¿cuáles le gustan más?
Desde su lanzamiento, en 1978, el Vara se ha convertido en el zapato más reconocido de Salvatore Ferragamo. Un icono atemporal, estilizado y de tacón bajo creado por mi tía Fiamma. El prototipo presenta una pequeña decoración metálica ovalada con la firma y un lazo de grosgrain que inicialmente iba a ser de piel.
Hoy constituyen un gran holding, pero el espíritu familiar está muy presente la empresa
Somos una marca global y una empresa que cotiza en bolsa, pero nuestras raíces y nuestra savia están en la familia. Empezando por mi abuelo, un hombre extraordinariamente innovador y creativo que se adelantó a su tiempo. Imagínese a un italiano yendo a Hollywood en los años veinte con la idea de abrir una zapatería para las estrellas… ¡Es increíble! Mi abuela imprimió a sus hijos y nietos el espíritu y la energía de su marido. Estaban muy enamorados, y ella se ha encargado de que no sólo tengamos presente su legado, sino que lo impulsemos. He aprendido la importancia de la familia, el respeto, el trabajo duro, y también a innovar continuamente desde muy pequeño. Y creo que uno nunca debe dejar de ser curioso. Tener una familia como la mía me sirve de base. Viajo, trabajo y exploro, pero al final del día, siempre está la familia para apoyarme, una familia con la que volver a casa.
¿Qué responsabilidad tiene como tercera generación?
Mi padre siempre me recuerda que el mayor riesgo para una empresa familiar es cuando se llega a la tercera generación. Es más difícil cuanto más lejos se está del fundador. Según las estadísticas, es cuando las empresas fracasan, pero esos negocios sólo participa la familia. Así que hay que asegurarse de que la dirección está formada por los mejores talentos, los mejores profesionales.
¿Qué significa para usted la elegancia tranquila?
Me encanta la idea de la elegancia tranquila, pero, ya sea en una prenda o en un accesorio, la elegancia debe revelar siempre calidad en los materiales y refinamiento en el estilo. O, en una sola palabra: artesanía.
¿La última colección de Ferragamo se podría considerar como optimista?
Sí, en el sentido de que es la primera colección después de la pandemia, el primer desfile después de un año de experiencias digitales y queríamos expresar una sensación de alegría, de ligereza también en la paleta de colores, en los tejidos suaves y en las siluetas. La colección quiere transmitir el placer de habitar una tarde de verano mientras se desliza lentamente hacia el atardecer. La sensación de ver la belleza con nuestros ojos y filtrarla desde nuestra perspectiva. La alegría de comprometerse con quienes nos rodean.
¿Qué define a un caballero italiano del siglo XXI?
Creo que el mundo, que se mueve muy rápido, es más dinámico ahora. La gente viaja constantemente, lo que ha entrañado un cambio en nuestro estilo de vida. Y la moda debe adaptarse a ese lifestyle. La incorporación de la funcionalidad de la ropa deportiva en el vestuario formal da forma al hombre moderno, tan complejo como desenfadado, frívolo y funcional, con afán creativo y destreza atlética; atraído por la comodidad tanto de una silueta relajada como de la sastrería clásica.
Artículo publicado en Magazine Lifestyle de La Vanguardia el 06 de diciembre de 2021.
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