Chavales que con doce años dicen “me suicidaré”; niñas que dejan de comer como si se tratara de obtener un superpoder; escolares que consiguen alcohol, y un chorro de licor les quema el estómago antes de ser ingresados en un estado nebuloso, entre el mareo y la inconsciencia; menores embarazadas, o contagiadas de venéreas… Sí, la juventud ha sido siempre estúpida. Y todos hemos cruzado líneas rojas queriendo ser adultos antes de tiempo. Pero aquellos padres que aprendieron a no prohibir –a fin de impedir el efecto rebote– y, al tiempo, inventaban excusas para alejar a sus hijos de las llamadas malas influencias buscan hoy auxilio. Porque los menores persuasivos, manipuladores y descerebrados son los omnipresentes reyes de las redes sociales.
Según la Asociación Española de Pediatría, las consultas de urgencias de psiquiatría de niños y adolescentes se han duplicado desde agosto del año pasado. Su mochila está llena de piedras pandémicas, de aislamiento y pantallas, pero las fechorías de los más burros nada tienen que ver con las travesuras infantiles. Reproducen conductas temerarias y no pocas veces lesivas, como la de esas niñas que andaban por una calle de Ortuella (Bizkaia) y empujaron a otra chica, de 14 años, para hacerla caer en la calzada, donde fue atropellada por un coche. La noción de daño se sustituye por la capacidad de llamar la atención. Lo graban y lo comparten con su teléfono. Quieren ser populares, contar con el favor del grupo: todo vale con tal de epatar en la dictadura de los likes . Y a la falta de racionalidad (y de experiencia) se le une un desesperado deseo de gustar.
Cada semana nace y se expande un nuevo reto, ya sea el blackout challenge , que consiste en ceñirse un cinturón al cuello con el objetivo de quedarse sin respiración y desmayarse, o el rompecráneos, un salto a tres con zancadillas. Bien sabemos que transgredir equivale a madurar, pero, para frenar el efecto contagio de la idiotez que multiplican las redes y causa tanto dolor, habrá que meterse en su piel con información, acompañamiento y arbitraje de Primera División. Por mucho que se resistan.
La Vanguardia, 7 de Junio 2021
Imagen por Gian Cescon en Unsplash
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