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Las otras Nevenka

La cantinela se repite como defecto de serie en una sexualidad indomable que convierte el erotismo en crimen. Siempre hay reacción, e invariablemente surgen los negacionistas, quebrando la unanimidad de la lucha contra el derecho de pernada. “Ah, pero ella una vez dijo que sí…”, y señalan la regurgitación en el babero con su índice hi­dratado.

Regresan del pasado Nevenka Fernández e Ismael Álvarez. Él habló mucho, ella calló y se exilió. El documental de Newtral nos ha devuelto su voz. También nos ha mostrado a una mujer que lleva una cicatriz en la mirada, en cuyo relato anida la pulsión de muerte. Porque Nevenka se suicidó civilmente cuando denunció que dimitía por haber sido acosada en la España de los 90, la de “no me toques los cojones” y los chistes de putas en las reuniones mixtas. “A mí no me acosan si no quiero”, razonaba entonces una vecina de vida sencilla. Al decir “yo”, Nevenka tenía también que decir adiós. Porque ahora nadie se acuerda de que, aunque ganara el juicio, ella quedó cancelada. ¿Quién iba a ponerse del lado de las Nevenka veinte años antes del #MeToo?

A mí me lo han recordado unas cuantas mujeres que llegaron muy alto y que me confesaron, siempre off the record , haber sido acosadas en la esfera del poder. ¿Y por qué no lo denunciaste? “¿Y ser otra Nevenka?”. Optaron por el silencio, pero tragarse el sapo les costó sangre y pus.

Ahora don Ismael aparece de nuevo negándolo todo. ¿Cuántas veces se habrá relatado a sí mismo la historia hasta creerse sus propias mentiras? Sentenciado low cost , enseguida fue rehabilitado en la política municipal y siguió tomando el aperitivo en la plaza mayor. Ella huyó, e hizo bien, porque, aunque hayamos ido progresando adecuadamente en educación sexual y en igualdad, España es aún diferente. La corriente de opinión que sigue disculpando a Álvarez patalea contra la verdad. Son víctimas de una ideología de género, sí, la del machismo que sigue confundiendo la violencia con la pasión y el despecho. Por eso no les ha gustado escuchar a Nevenka, un nombre que un día llegó a ­significar “mujer caída en desgracia”.

La Vanguardia, 12 de Abril 2021

Publicado en Artículos La Vanguardia

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