Esta ha sido la semana rosa, y no me refiero al PSC de Iceta bailando por la diferencia y separando la cabeza del cuerpo de un PSOE que ha decidido que todo cambie para que todo siga igual. El célebre axioma de El gatopardo es ya un recurso persecutorio para los cronistas, que sucumbimos a él a riesgo de producir hartazgo. Pero andamos secuestrados entre el tópico del dinosaurio de Monterroso, que al despertar seguía ahí, y el “si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. Y es que la banda sonora del momento solo se aviene a las repeticiones. El pasado jueves en el Congreso de los Diputados asistíamos a un cínico déjà vu: se escenificaban las mismas tomas, repitiendo todo el paripé para acabar en el mismo sitio, el gris al poder.
En la acera de enfrente, en el hotel Palace, donde los porteros son educadísimos y cautos –no como uno que custodiaba la puerta de un hotel posmoderno y me recibió con un “bienvenida caballera” , un lapsus linguae digno de colección–, se celebró el jueves una mesa redonda, Diálogos AECC (Asociación Española Contra el Cáncer), que contó con Liz Hurley, la embajadora global de la campaña de concienciación sobre el cáncer de mama de Estée Lauder. Hace 24 años, la pionera Estée decidió poner el foco sobre un mal del que nunca se hablaba pero que se extendía entre las mujeres (hoy, una de cada ocho puede padecerlo). Junto con la editora de Self Magazine, Alexandra Penney, e inspiradas por el lazo rojo del sida, escogieron el rosa como símbolo de su cruzada: concienciar, investigar, prevenir y curar el cáncer de mama. La supervivencia se sitúa hoy en un 85% de los tumores. Leticia Domecq, su directora en España, afirmó que desde la compañía han activado un movimiento global de pedagogía y recaudación de fondos –65 millones de euros hasta la fecha–, además de la financiación de becas y programas ambiciosos –con Josep Baselga, entre ellos– a fin de conseguir que los máximos investigadores puedan continuar su trabajo en España. “Es verdad que es caro, por ello es fundamental el apoyo de las empresas”, dijo la doctora Belén Gómez.
“Liz, here, Liz look here”, le piden los fotógrafos y ella, de rosa fucsia, dice: “El rosa, en India es alegría; hay un color rosa para todo el mundo”. La eterna exnovia de Hugh Grant, más celebridad que actriz –exceptuando aquel romanticón Remando al viento–, habló de su compromiso firme con la enfermedad: “Mi abuela murió de cáncer de mama sin decírselo a nadie. Creo que debemos luchar juntos, concienciar para prevenir, compartir experiencias, conseguir dinero”. Hurley es una mujer que ha vivido en las altas latitudes del glamour y el lujo. Después de sus 13 años con Grant se casó con un millonario y tiene amigos ídem. También diseña trajes de baño y sigue interesando a la prensa a sus cincuenta y un años, que por cierto quiso celebrar en bikini, demostrando que está bien contenta de sí misma, que la edad no es una barrera siempre que seas Elizabeth Hurley o Gwyneth Paltrow o Eva Herzigova. Todas ellas recogieron su premio como iconos de una época, los 90, en el acto que organizó la edición española de Elle para festejar su 30.º aniversario. Elle, la revista femenina en la que tomaron sus páginas Françoise Sagan o Marguerite Duras demostrando que las curvas no son proporcionales al tamaño del cerebro, nunca ha renunciado a su etiqueta rosa, “femenina”, ese sector de la prensa que algunos siguen mirando con desconfianza. Siempre te topas con algún personaje que siente algún resquemor, la última que conozco es la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, cuyo equipo me informó de que ella no se sentía cómoda en ese formato. Ni Carmena ni Aguirre padecen esas incomodidades, pero Madrid es Madriz.
Cierto es que en las fiestas de las revistas se bebe demasiado champán, fieles al dicho de Napoleón: “En la victoria mereces champán, en la derrota lo necesitas”. Ahora toca el rosé, el tercer color, tecnológico y espumoso, con el que brindó la revista Interiores en la II edición de sus premios, presididos por Josep Creuheras y Laura Falcó Lara. Allí se reunió la aristocracia de la decoración y el diseño, escenógrafos de palacios y nidos, pero también pensadores de grifos, ventanas o lámparas capaces de perpetuar la luz del atardecer, rosé.
(La Vanguardia)
com arquitecte gaudeixo de la teva fixació amb les aixetes i si degoten. Insuperable el setrill d´en Marquina, tant que es fa antipàtic. El meu diseeny preferit es el clip de filferro amb dues curves petit per subjectar els papers. útil i res de més. aquest noviembre no em presentaré al videoart de Arsenal Venecia. No puc amb el poc temps realitzarlo amb un nivell de ejecució que precisa un projecte , que tinc les imatges ( selfies fetes al 2008 a cegues amb un cell tronat Es a dir cap autoría, i sobre un fons negre ( amb uns diguem neons de llum) que es un negatiu de les fulles que a la nit escric poemes o reflexions i de cop i volta per no perdre el fil escric tant Speedy que el morning after, no entenc la meva caligrafia, el millor contingut desapareix en una signatura que ompla 6 o set fulls. Inrevés que les imatges: I amb Pirandello i tot el que cal, Uns personatges sense autor i un autor sense obra. El inici el tinc clar , com La Carroza de oro d´en Jean Renoir, que en unteatre obren el teló i es veu una gent que feinejan i et van entrant cap dins i clar la obra que volen representar amb La Magnani, sé que no acaba amb el telo que s tanca i el public aplaudint. Si he fet com tots els anys un Trencadis amb material reciclat , quasi una declaración de amor al indi NOBODY , el millor Caronte que he vist mai, de la peli Dead Man Jarmush, amb en William Blake planant arreu. Bons panellets de pinyons gaudexis si son del teu agrat i apa siau.