Mujer conoce a hombre y siente una inmensa turbación. Él es artista, ella una filósofa que tiene el encargo de dar una conferencia sobre su obra. Mientras la escribe pasa del respeto a la admiración e incluso a la añoranza, aún sin haberlo conocido. Al verlo por primera vez, sus neurotransmisores pero también su piel erizada atestiguan que entre ellos existe una conexión que viene de lejos. Intuye una delicadeza con la que siempre había soñado. Una suerte de dicha se cuela en su hipotálamo. Y cuando regresa a su rutina enciende una fuente de pensamientos blandos.
Ella se ha preparado toda la vida para amar a un hombre así, un hombre a quien le gustan las imágenes de transeúntes esperando el autobús bajo la lluvia. Cenan una noche a la semana y hablan durante horas, sosteniendo una promesa erótica enmascarada por el placer intelectual. Tardan en acostarse. Ella tiene la sangre caliente y los pensamientos azules. Luego empezará el vacío. Las señales del amado son cada vez más débiles y opacas, y ella inicia la pendiente del autoengaño: disculparlo todo, creer que en verdad la ama con pureza a pesar de la distancia… Hasta que toma conciencia: “El que frena siempre manda”.
Todo esto y más cuenta Apropiación indebida. Una novela sobre el amor, escrita por la sueca Lena Andersson, un libro que debería recomendarse en bachillerato. Me lo aconsejó vivamente la poeta Elena Medel, y se trata de un abordaje poderoso al encantamiento del que emergen la miseria y el tormento de una mujer enamorada. Es el resumen diáfano de una patología universal, mancillada por el ideal romántico que desde hace siglos determina una querencia femenina por el amor totalizador, el que tiene prisa por ponerle nombre a una relación y ansía el compromiso, el que muere por quedar de nuevo antes de despedirse para no paralizarse de angustia. Basta un breve gesto suyo para recuperar la alegría. Parece algo religioso. Una fe. Aunque también explica cómo una mujer se convierte voluntariamente en víctima de ese juego masculino de ir y venir. Sufre, pero casi todo pasa en su interior.
Millones de mujeres en el mundo se han empeñado en creer el significado literal de las palabras que un día les dedicó el hombre que amaban o creían amar, e incluso han sometido sus mensajes a un comentario de texto compartido con su coro de amigas. “El amor es una bestia hambrienta que se nutre del roce, de las repetidas aserciones y del ojo que mira a otro ojo”, escribe Anderson. Lo más formidable de su novela –que ha vendido 200.000 ejemplares en Suecia– es que no permite que sueltes la historia, y una empatiza de tal forma con la protagonista que acaba sintiendo como ella, leyendo con una venda en los ojos.
interesante el tema del libro y muy bello tu comentario
uf
si eso le ocurre a las filósofas, q nos queda para los iletrados
si así se comportan los artistas, una esperanza para los analfaartebetos
pero, luminosidad variable, al vesrre ocurre lo mismo
las hay inaccesibles, inabordables, inalcanzables
minihistoria
conocí a una femeninasingular bella, elegante, inteligente, brillante
simpática, pero para quienes se dejaba ver en su faceta íntima
querible
tras un brevísimo matrimonio, no volvió a pasar una noche con un hombre; una noche completa, quiero decir
incluso en los viajes imponía habitaciones separadas
-creo que me estaba leyendo el reglamento de condiciones; pero al final no pasó nada; pero tampoco era perfecta, y ella era la 1a. en reconocerlo: ignoraba las delicias del/la gourmet, y era analcohólica absoluta-
y asíporelestilo
kísssss
Si, en realidad existen mujeres que en su necesidad de crear el amor perfecto van formando expectativas del hombre ideal. Y se someten a tormentos en la relación, subestimando inclusive su valía como personas.
Y no es que el hombre les lleve realmente a ese estado de enamoramiento o enajenamiento, es la mujer la que en su afán de sentirse amada maximiza el regalo, la caricia o cualquier detalle que el hombre pueda ofrecerle.
En este caso la admiración que experimentó ella hacia él antes de conocerlo, le llevó a un fácil enamoramiento y el espejismo de ese amor la condujó a su drama personal como enferma de amor.
Habrá que leer el libro, ya que promete según el resúmen enganchar al lector.
Saludos
Me parece muy interesante el libro. estoy de acuerdo con el comentario anterior, dado que el ser humano siempre siente la necesidad de estar con alguien, y se le es muy difícil aceptar la soledad. en especial la mujer que siempre se deja llevar por el sentimentalismo y regularmente cuando se siente amada es incapaz de controlar sus emisiones, hasta el grado de dejarse ser humillada por un hombre.