Clinton ha subrayado la oportunidad del momento: que la confesión de Collins coincida con que diez estados norteamericanos hayan legalizado los matrimonios homosexuales, a la vez que la aprobación de la ley, el pasado 23 de abril, en la libertina Francia donde las agresiones homófobas han demostrado cuán enquistados están los prejuicios. Y, a contracorriente, nuestra aportación local, las declaraciones de Rouco Varela acusando de tibieza al Gobierno de Rajoy por no derogar la actual ley a fin de “restituir a todos los españoles el derecho de ser expresamente reconocidos por la ley como esposo o esposa”.
El mundo es una cabina de mandos con capacidad retroactiva. Hace unos días, el sociólogo Andrew J. Cherlin se preguntaba en The New York Times por qué sigue habiendo cierta obligación de casarse en EE.UU. si la sociedad ya acepta plenamente a los solteros. Y lo que es más importante, cuando muchas parejas reconocen no haber notado diferencia alguna entre tener o no tener papeles. Las razones esgrimidas en las encuestas que cita Cherlin apuntan a que casarse constituye aún hoy un signo de éxito personal, una mezcla entre alcanzar sueños y cumplir objetivos. Y ese subtexto es el que están asumiendo la Administración de Obama o la de Hollande al promover la aprobación del matrimonio homosexual: casarse no sólo garantiza un puñado de derechos, sino que representa una especie de meta, incluso de señal de distinción que en nuestro imaginario se corresponde a una feliz vida en pareja y a un estatus social. Pero a menudo se amortigua la idea de que el matrimonio, hetero u homo, es una opción libre y universal. Una opción de vida entre dos. De ninguna manera un mandato.
Querida Joana, yo voy más allá, si me lo permites. El matrimonio o pareja como concepto de unión permanente debe y ha debido cuestionarse si se acepta que, en realidad, muy pocas personas están capacitadas psicológicamente para perpetuar su unión. Cierto que socialmente hasta ahora ninguno hemos tenido oportunidad de plantearnos la seria posibilidad de permanecer solteros, solitarios, independientes. Pero quizá haya llegado el momento de asumir que la soledad es la forma cerebralmente más higiénica de afrontar la existencia para un número muy importante de individuos que no están dispuestos a hacer concesiones sobre su libertad privada ni renunciar a sus manías o caprichos. ¿Para qué casarse haciendo un esfuerzo supremo de adaptación? ¿Por qué no admitir, desde la misma juventud, que la evolución divergente de los candidatos al matrimonio será más realidad que mera posibilidad según transcurran los años?
No debo correr la aventura de establecer cifras alocadamente, pero si en una tertulia me preguntaran mi opinión diría que no creo que deba casarse más allá de un tercio de la población. Y si se tratara de abordar el problema de los hijos, resulta que la ciencia por un lado y la sociedad por otro ya han encontrado fórmulas aceptables para que la existencia oficial de la figura del padre resulte irrelevante. O sea, inseminación y después madre sin marido. Todo antes que el hastío de dos personas que no encuentran el modo de darle la vuelta a la moviola.
Y hablando de casamientos y de inestabilidad emocional (como corresponde a un genio), descubro en el homenaje que hoy le dedica El Pais, que Louis Kahn (el arquitecto que era todos los grandes arquitectos a la vez), vivió una existencia también azarosa en el terreno amatorio.
Si no resulto impertinente, aconsejo dedicarle unos minutos a conocer su figura, larga como las sombras dramáticas de sus edificios, y generosa desde que se convenció de la prevalencia del ser humano sobre cualquier circunstancia.
Cualquier arquitecto tiene en la memoria alguna imagen potente de sus volúmenes donde la duda no existe porque la rotundidad de su creador apabulla con esa mezcla de religiosidad y osadía que desprende el arte.
En mi opinión digo que el matrimonio es un compromiso muy grande y se realiza por que ambas personas están dispuestas a respetarse y cosas por el el estilo y aunque ante a la sociedad se ve mal un matrimonio homosexual ya hay países donde lo legalizaron y pienso que cada quien es libre de decidir sus gustos sexuales y de pareja
hola que tal, estoy de acuerdo con el hecho de que cada quien es libre de elegir su sexualidad (dejando de lado lo genético) las personas que tienden a ser homosexuales lo reconocen cuando conocen ese concepto y no en su niñez. Nos regimos por leyes pero también por una sociedad que poco a poco es mas tolerable por que hay mucha gente joven que lo ve con normalidad, los complejos de la gente adulta es por que en décadas anteriores no era común por miedo a discriminaciones, maltratos verbales y físicos, pero ya existía la homosexualidad, El hecho es que el matrimonio por lo regular implica procreación, que en estos casos seria adopción, entonces el tema es que tipo de crecimiento va a llevar una un niño que genéricamente no es homosexual pero al ver a sus padres o madres va a serlo por que se lo van a inculcar y cuando vea a gente heterosexual va a pensar que él es el “normal” y los demás son “diferentes”
En mi opinión el casarse es como mencionan una meta, en el caso de muchas mujeres que conozco el cumplimiento de un sueño. Pero el hecho de firmar papeles de matrimonio es sólo para dar seguiridad legal a la pareja, por que se puede vivir un matrimonio sin tener seguridad legal pero con todo lo demás, por que lo principal que se necesita para un matrimonio es el compromiso y de la mano respeto mutuo. Además de que deberíamos de quitarnos de la cabeza que es para toda la vida, que sería lo ideal, pero cuando algo deja de funcionar lo más sano es separarse se hayan firmado papeles o no, al igual que no importa si son hetero u homo. Lo importante es querer compartir nuestra vida con alguien que la complementa.
Creo que una de las cosas más importantes a las que hay que volver la mirada con respecto a estos cambios es a, como lo dice Edgar Acacio, el aumento de la tolerancia alrededor del mundo, es muy reconfortante notar que cada vez la homofobia y la violencia que se desencadena de ella, va perdiendo terreno gracias a leyes y gracias a declaraciones como las de este jugador; todos los días el mundo cambia y nos vamos desenvolviendo en más y mejores ambientes, estamos entrando en una época en que lo que uno sienta, elija o desee deja de ser un prejuicio.
El matrimonio es en efecto ese objetivo que muchos buscan alcanzar, un logro que redime, reconforta y nutre a la sociedad, la estabilidad que ofrece el que cada día el estado, en todas sus manifestaciones, desde los EU hasta Europa empiecen a ver con buenos ojos el matrimonio homesexual, lo abracen y además lo tomen como un logro del siglo XXI, ofrece esperanza para los que en países como México o el resto de latinoamerica, esperamos que pronto esto sea legal, pero sobre todo, bien visto: aceptado.
No es sólo el hecho de abrir las puertas a la diversidad, es el hecho de aprender a tolerar, aceptar y crecer; tolerancia es lo que necesita el mundo, para que sucesos como lo ocurrido recientemente en Boston o la situación política de Venezuela, la crisis en España, entre otros, vayan disminuyendo hasta desaparecer.
“¿Por qué no vivir honestamente?” buena reflexión, siempre preocupados por el que dirán, por guardar una apariencia nos olvidamos de algo muy importante: ser honestos o mejor aún, ser felices. La vida cada vez es más difícil, es una lucha constante por subsistir, el terrible ajetreo diario nos hace olvidarnos de las cosas importantes, las relaciones, la familia, el ser!
No necesariamente la base de la felicidad es un matrimonio, está en uno mismo lograrlo o seguir como muchos viviendo una mentira. Con todo respeto para los que tienen un buen matrimonio.
¿Por qué casarse? Por que se quiere vivir en pareja para compartir logros y fracasos, alegrias y tristezas, responsabilidades y compromisos de manera responsable y con respeto entre los dos seres que forman el matrimonio, ya sean heterosexuales, homosexueles o de otra preferencia sexual siempre y cuando exista quimica entre ellos, no necesariamente se debe firmar un papel cuando hay mutuo acuerdo entre dos personas que se aman y desean vivir juntos.
Estimada Joana hay que apoyar el matrimonio homosexual por que significa estar comprometid@s con algo que está bien claro que una parte de la sociedad,como los obispos y las personas con prejuicios, siguen sin repetar, la libertad de las personas sobre su opción sexual, elegir libremente a tu pareja, casarte con quien te dé la gana o no casarte, amar a quien desees…esas cosas, y nuestro director de cine Pedro Almodóvar lo demuestra en su última película una vez más, la más maricona de todas, por que estas cosas tan sencillas algun@s siguen sin entenderlas y sobre todo sin respetarlas.
Marta: Aparte de que, como Alex, escribís por que, en vez de porque (conj. causal, no os enfadéis, pero rechina leer esta frecuente falta de ortografía), creo que simplificar en exceso es tan malo como la misma prohibición.
Pareces joven, por tu ímpetu. No lo digo como crítica, precisamente, sino porque (conj. causal), si te detienes un momento, aceptarás que nuestra época, tan hambrienta de libertades, no va a pasar a la historia con mucho brillo. O si quieres te lo digo de otro modo: tanto afán de desregulación total, consecuencia de la ansiada liberalización total, nos ha colocado en el fondo del pozo. Sobraban reglas, normas, barreras, ataduras, cadenas…¿Crees, de verdad, que “nada tiene que ver una cosa con otra”?
Y regreso al principio antes de que aceleradamente me descalifiques de retrógrado: la simplificación es sinónimo de superficialidad, o sea de error.
…blas, en realidad estoy de acuerdo en que el tema del matrimonio homosexual está superado, sobre todo entre los homosexuales, al menos por aquí, y en Francia no sé de qué van, supongo que están aburridos. Pero en España, Portugal, Grecia, Italia…bueno esto ya lo saben hasta los niños nuestros actuales problemas son otros, el desempleo, el paro… sí, esto es bastante simple y sencillo de entender y no entiendo que las libertades logradas tengan relación con la crisis y me parece fatal que el señor obispo se siga dedicando a lo de siempre: culpabilizar a los homosexuales, condenar a la mujer, no aceptar más que el modelo de familia que a él le guste, todo esto es prehistoria.
Pero Marta, dejemos a la iglesia en paz. Ella tiene sus códigos y tú los tuyos. No me dirás que te está imponiendo nada, como mucho escucharás cosas que le molestan a tus oídos, pero nada más. Lo digo porque hay mucha obsesión laicista y no es para tanto. Fíjate, Francia, país laicista por antonomasia y resulta que el asunto de la boda homosexual les ha estallado entre las manos. ¿Qué hubiéramos dicho aquí en el mismo caso? Pues decidir enseguida que la iglesia y la derechona eran los instigadores del conflicto. ¿O exagero?
Es que, mira, este juego eterno de las culpabilidades aburre a los que tenemos algo de experiencia en la vida. Es el disco rayado perpetuo: los buenos y los malos, los demócratas y los fascistas. Es algo infantil todo esto.
Habrá que aceptar que las culpas de todo lo que nos ocurre las tienen en parte los demás (el sistema) y en parte nosotros mismos. Lo que creo que es de una gran inmadurez individual y colectiva es buscar sambenitos externos a todas nuestras desgracias. Los españoles somos, de por si, bastante irresponsables e imprudentes, lo llevamos en los genes y así lo ha demostrado la historia. ¡6 millones de desplazamientos por este puente en plena crisis! ¿No es este dato suficientemente significativo? ¿Le echaremos a la iglesia la culpa de semejante insensatez?
Cambiemos de tercio y pongamos otra píldora. Según parece Neruda no murió envenenado. Para un cerebro sano esta noticia debería ser buena. Pero resulta que para muchos es mala, porque hubiera sido el pretexto perfecto para remover odios, memorias históricas, el dualismo democracia-fascismo.
Así estamos siempre, enredados en la dialéctica y la retórica porque somos gentes de discordia y necesitamos el conflicto con desesperación. Te lo dice alguien que conoce bien nuestra historia y muy especialmente lo ocurrido en la guerra civil. Un día podríamos poner sobre el tapete los nombres de Alberti, Picasso, J.R. Jiménez, Neruda, Morla Linch, Miguel Hernández, Agustín de Foxá, García Lorca. Te contaría de ellos muchas cosas que te sorprenderían, algunas de ellas, como las referentes a Alberti, verdaderamente repugnantes.
Y a la señora Bonet, de nombre Joana, le voy a ir preparando una factura en concepto de animador de la fiesta. Aunque, pensándolo bien, tal vez la definición cursilona, acorde con nuestro tiempo hortera, sea “dinamizador cultural”.
Esta terminología ramplona se inició en los ochenta, cuando a petimetres y robaperas se les encargaban asesorías surrealistas y los pobres secretarios de los ayuntamientos (encargados de justificar facturas y cobros) se veían obligados a buscar una definición ortodoxa al esperpento de mover el aire de un sitio pa otro.
Aún en nuestra epoca sigue siendo un gran taboo la inclinación sexual ¿Porque Jason Collins espero tanto para poder hacer esa declaración? simplemente primero debia ganarse un lugar en su equipo, que la gente lo conociera y respetara como jugador; una vez que pudo lograr eso, entonces si era posible dar una noticia de este tipo y aunque iba a causar revuelo la gente iba a respetar su decision porque ahora ya lo conoce y defienden.
En mi opinión el matrimonio es algo diferente es algo más social y sobre todo occidental. Que pasa con los asiaticos que en vez de un matrimonio tienen un harem para ellos eso es lo correcto, para los homosexuales eso es correcto y para los heterosexuales tambien, simplemente es un derecho social.
Creo que conforme pasan los años, los mitos nunca pasarán de moda ya que la sociedad nunca estará al 100% de acuerdo con la unión de dos parejas del mismo sexo, por varios factores como son el nacimiento de un nuevo ser, la educación de los hijos etc. el matrimonio nos compromete a estar dispuestos a dar lo mejor de nosotros para nuestra pareja pero des afortunadamente no todos estamos dispuestos a eso a través de los años.
Que esa clase de noticias sean relevantes aún, es un síntoma de los jodidos que aún estamos…
En mi opinión, el matrimonio debe darse entre dos personas que se quieren y desean comprometerse a tener una vida juntos, tomando decisiones en pareja, independientemente de si se es heterosexual u homosexual. El matrimonio es un compromiso que cada quien como persona decide si quiere asumir o prefiere no hacerlo. Pero también creo que existe siempre la opción de no casarse; cada quien esta en su derecho de demostrar a la persona querida el amor que se le tiene de la forma que mas conveniente le parezca, casandose o no casandose. Creo que en la actualidad muchas personas han perdido el miedo a la solteria, pues tienen otras prioridades en sus vidas, pero tambien existen las personas que todavia consideran el matrimonio como algo sagrado o necesario para la superacion personal, todo depende de cada quien.
Cada persona es libre de decidir como quiere vivir su vida, y no deberia dejarse llevar por la presion social que se pueda ejercer en ellos si es que deciden quedarse solteros.
Gracias, Fernanda, por estar de acuerdo (involuntariamente) con mi primera entrada. Los últimos serán los primeros….