Una mujer capaz de dar una rueda de prensa recién emergida de un atentado terrorista en Bombay con calcetines blancos de colegiala, glosando morbosamente cómo, descalza, había pisado sangre. El icono de la derecha más liberal (y más derecha), bilingüe feliz que ha hecho de ello su más satisfactoria cruzada en los colegios de la comunidad, tildada de inculta, laísta, pero con uno de los mejores acentos ingleses de nuestra monolingüe clase política; asegura que dimite por lo que todos tememos que ocurra un día: sentir que no estamos viviendo lo que en verdad importa.
Su retirada la humaniza a la vez que esparce intrigas. Ahí están las lágrimas, la desacomplejada expresividad de quien no teme que se le vea papada porque ríe hasta con el cuello. “Tuve que poner estas luces en el baño -me dijo en una ocasión, ante un espejo iluminado como un camerino- … claro, Ruiz-Gallardón no se maquillaba”. Y propuso que se la fotografiara poniéndose rímel. “Soy feminista-feminista”, afirmó, pero a nadie se le ocurrió nunca analizar el feminismo de Aguirre. “¿Cuántas mujeres hay en los maitines de Génova? Cero”, reflexionaba, destacando que habían tenido que pasar cien elecciones para que una mujer presidiera una comunidad autónoma. “Cien”. Ella fue la primera. Con sus salidas de tiesto, guión y micro. Sus disparates inspirados, sus improvisaciones que rozaban la ingeniería neuropolítica. A su alrededor se formaba un paisaje humano insólito, desde jubilados a los que animaba a que se apuntaran a un crucero del Imserso hasta periodistas atónitos ante sus sobreactuaciones. Dimite, y su silencio se convierte en ríos de tinta que acallan por un día el torpedo independentista. Ella, la amiga de Maragall, la que reivindica su cuarterón catalán. La todoterreno a la que tanto envidiaban sus más acérrimos enemigos ideológicos. En Sol siempre repicaba su andar, firme y apresurado. Porque el verso suelto fue siempre ella.
Políticamente su liberalismo me parecía atroz, pero he de decir que siempre sentí simpatía por su feminismo y su libertad, y el hecho de que desquiciara a Fraga, decía mucho a su favor como mujer. Políticamente fue muy caciquil, eso sí.
Me ha gustado mucho el post.
Estoy de acuerdo en muchas cosas, pero yo sin embargo no aprecio a esta mujer como persona ni como política, a pesar de sus extraordinarias cualidades. Me parece que es alguien narcisista, capaz de salir en cinco noticias distintas de un mismo telediario (de telemadrid, claro está, a su servicio), en una de ellas montando en bici, en otra rodeada de niños, en otra… siempre haciendo algo con lo que llamar la atención. Su apretada agenda estaba, en mi opinión, más enfocada a engrandecer su imagen que a ninguna otra cosa. Creo que si hubiera alcanzado más cotas de poder hubiera llegado a emular el culto a la personalidad de ciertos dictadores. Eso sí, como gestora, oradora y listeza política un diez. Para mí está claro que no se retira por ninguno de los motivos que ha apuntado, sin dejar nada concreto. Forma parte de una estrategia política. Ninguna personalidad en España se retiró de manera tan grandilocuente ni con tanto ruido mediático alrededor. Tiene algo pensado para el futuro y su retirada en este preciso momento le ayudará a conseguirlo. Me temo que esto no es un adiós. Sólo es un hasta luego.
El problema de las personas siempre tienen solución en su sustituto/a, el verdadero problema de este páis o países es el de sustituir este proyecto liberal-derechón-monárquico-católico que más recuerda a muy antiguos tiempos donde los trabajadores tenían escasos derechos políticos, laborales, culturales….Este país o países puede retroceder dos décadas si restringimos en salud, en becas, ..y no damos una oportunidad de trabajo a más del 55% de jóvenes cuyo futuro no pasará por dimisión o cese mientras no entren a construir el futuro con sueldos decentes.
Coincido con varias apreciaciones acerca de la Aguirre. Quienes no simpatizamos con ella la vemos una persona destruída por su afan de poder y de manipulación permanente. Obra en estas personas como una droga, y al igual que las drogas, destruyen. Se puede decir que se va convertida en la caricatura de si misma. Quizás tenga un poco de piedad por su persona, y busque restaurarse. Ya se verá.