El caso de Lupino es muy revelador. Llegó un momento en que ya no soportó los papeles de chica endeble y dejó de teñirse de rubia. Junto a su segundo marido fundó su propia productora y empezó a dirigir películas en las que criticaba la violencia sexual o la bigamia, mostraba la vida de las madres solteras y ahondaba en la sexualidad femenina desde un ámbito aún marcadamente masculino: el cine.
De hecho, Ida Lupino consiguió hacerse respetar porque adoptó el rol de madre a la hora de dirigir a los hombres. Sugerir en lugar de ordenar. En el respaldo de su silla de directora tenía escrita la palabra «mamá». Todo lo contrario a lo que ha logrado Youcef Nabi, el director general de Lancôme, a quien por escrito debes dirigirte como él, pero que en persona es ella, Sue. Hace aproximadamente un año, este ser inteligente, cautivador y altísimo decidió enfundarse un traje de chaqueta y un par de tacones. Sutilmente llevó a cabo su transformación interior, y un buen día lo hizo externamente. «No hago militancia de ello, “just do it”», me dijo. Y lo hizo. Expresar su derecho a ser diferente. «El mundo del lujo es muy tradicional. La prensa, muy voyeur». Pero Sue pasea un carisma fuera de lo común. No responde a ningún estereotipo, ingeniero agrónomo que ha reactualizado Lancôme sin negar sus cimientos, y que defiende la belleza verdadera en lugar de la verdadera belleza. En aquel almuerzo habló de la explotación sexual de la mujer en la publicidad, también dijo que las verdaderas mujeres tienen días malos y que hay que saber ver más allá del cuerpo. Qué mensaje tan claro para las adolescentes (ver pág. 124) que se autorretratan a menudo representando un modelo de feminidad basado en su apariencia física. «Es una forma de tomar el control sobre su imagen y decirles a sus padres: “Mi cuerpo ya no os pertenece, ahora es mío”», razona el psicólogo Jesús Ramírez. Pero mientras ellos se dejan ver tocando la guitarra, ellas se pintan los labios con un mohín de indolencia. Vale la pena recordar de dónde venimos, y cómo se plantaron ante el mundo las primeras que dijeron: yo soy.
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