Hoy más que nunca vivimos en una versión del mundo. Es tiempo de remakes, la cultura se reformatea, las cimas expresivas ya han sido alcanzadas por nuestros antecesores. Todo es repetición, declive, por ello hay que vaciar los signos. Nuestra sociedad se instala en la retroalimentación, el vintage y el coleccionismo como una forma de atrapar el tiempo y mirar al pasado. Frente a los asépticos centros comerciales, el repunte de los mercadillos ilustra como el reino del caos se impone como una buena alternativa en tiempos de crisis. Cambian los hábitos de consumo, pero el deseo de querer dar la mejor parte de uno mismo permanece incólume.
Durante los desfiles de Nueva York, Carolina Herrera nos hablaba en petit comité sobre su última colección: una lección de elegancia a través de sus trajes ligeramente orientales y a la vez muy Park Avenue. Influencias coreanas y botánica francesa del XVIII para los estampados.Y por encima de todo, la pasarela descendiendo de su pódium, a la misma altura que el público. Después de su desfile, Carolina nos invitó a comer en su casa una magnífica patata rellena y una ensalada de gambas frente a un jardín interior con hiedra y fuente. Y sin mantel. Hablamos de mitos, de gays, de diferencias de salarios, de los diseñadores americanos y en especial de Óscar de la Renta, de España, y por supuesto de la comida. Ni política ni religión, como en las buenas mesas. Y el café en el salón rojo, tapizado como los sofás. Alguién dijo: «Qué energía desprende». Recién cumplidos los setenta, la diseñadora inmortalizada por Warhol es una mujer lúcida que maneja a la perfección la elegancia y la naturalidad. No en vano, ella es la merecedora de nuestro Prix de la moda 2010 a la mejor trayectoria. Fiel a sí misma, Carolina Herrera también cree que la moda tiene que estar más cerca de la calle en unos tiempos donde la idea de placer se ha convertido en nuestra más preciada contraseña.
Acabo de pasar por el quiosco y he estado hojeando la revista de este mes. Os ha quedado un número muy redondo. ¡Enhorabuena!!
El estilo, la tendencia, lo insasible.
Ke maravilla de artículo. Me encanta que se haga énfasis en el pasado. No en la necesidad el modelo listop para ser reinventado o utilizado como retro, sino el pasado en toda su magnitud, ya que el vestir, y más que nada el vestir, que es la máxima baza que tenemos para pasear y recrear toda la manifestación anímica de nuestro minúsculo e inmenso ser, en la categoría ascendida a Moda, la masa pasea el inconsciente y el consciente colectivo. Y , la historia atesora tantos momentos con sintomas idénticos a los actuales, que es casi imposible no aprovechar los aciertos estéticos de otrora.
La Historia experimentó ciertos cambios, cuando la gente que se hacía la pregunta ¿ Y por qué?, pasó a formularse, ¿ Y por qué no?.
Magnifique! Com sempre!